Cuando aparecieron las luces LED, su mayor característica era la reducción de la contaminación lumínica y el consumo de energía, pero un estudio reciente dice que ha pasado todo lo contrario, con consecuencias nefastas para la salud humana y animal.
La investigación del Centro de Investigación Alemán para Geociencias revela que la transición a los LED tenía como fin el ahorro de costos y la reducción del consumo de energía, algo que se ha logrado en distintos puntos del planeta.
«Sin embargo», sigue el estudio, «a escala global estas disminuciones locales son superadas por aumentos en la radiación en otras áreas, muy probablemente debido a la instalación de iluminación adicional».
Las reducciones en el costo permiten un mayor uso de la luz en áreas que anteriormente no estaban iluminadas, de forma moderada o durante las primeras horas de la tarde, de acuerdo al estudio liderado por el físico Chris Kyba.
Por ello, dice la investigación, el «ahorro de energía» de la iluminación LED al aire libre para los presupuestos de energía a nivel de país son, por lo tanto, más pequeños de lo que cabría esperar por el aumento de la eficacia luminosa en comparación con las lámparas antiguas.
El estudio publicado en Science Advances dice que, de acuerdo a datos satelitales, la noche de la Tierra se está haciendo más brillante, y las superficies exteriores iluminadas artificialmente crecieron a un ritmo de 2.2 % por año entre 2012 y 2016.
Los expertos dicen que esto es un problema porque se sabe que las luces nocturnas interrumpen nuestros relojes biológicos y aumentan los riesgos de cáncer, diabetes y depresión.
Además, las luces pueden ser una causa de muerte para animales, ya sea atrayendo insectos o desorientando a las aves migratorias o las tortugas marinas.