Desde su liberación en agosto de 2014, Otis Johnson ha tenido que acostumbrarse a los celulares, diferentes y coloreadas bebidas gaseosas, grandes supermercados y verdaderas hordas de “zombies” caminando por las calles de Nueva York.
Encarcelado cuando tenía 25 años por intentar matar a un policía, el ahora hombre de 69 tuvo poco y nada de contacto con el exterior y ahora, casi 50 años más tarde y siendo un hombre libre, se encontró con un lugar totalmente diferente al que dejó de ver en 1970.
La historia fue recogida por Al-Jazeera, cadena de televisión que registró a Johnson caminando por las calles neoyorquinas. «La cárcel me afectó mucho. Mi reinserción fue un poco difícil al principio porque las cosas han cambiado”, dijo el ex convicto junto con expresar su constante sorpresa. «Nunca había visto nada así antes», mencionó.
Cuando le preguntaron qué es lo que más le ha llamado la atención desde que es libre, aseguró que después de haber estado observando mucho a la gente mientras caminaba por Time Square, notó que “la mayoría habla consigo mismo” y añadió que al acercarse a ellos, pudo notar que era porque tenían algo en sus orejas: tenían “esas cosas del teléfono, las cosas del iPhone”, mencionó al no conocer el sistema de manos libres.
“Me pregunté a mí mismo por qué todo el mundo se convirtió en miembro de la CIA. Eso es lo único que se me ocurrió al ver a las personas caminando con cables rodeando sus oídos”, agregó.
La libertad de Otis
Según cuenta el reportaje de la cadena catarí, Otis salió de la cárcel con los documentos de su expediente criminal, su identificación, 40 dólares y dos pasajes de bus.
Luego de haber perdido el contacto con su familia, su vida ahora depende de Fortune Society, una organización sin fines de lucro que le proporciona vivienda y servicios a los ex prisioneros de Harlem. Hasta allí llega cada noche para descansar luego de deambular por las calles y practicar tai chi y meditación.
Al-Jazeera informó además que Otis Johnson representa un grupo muy pequeño de personas en Estados Unidos, puesto que en 2013, alrededor de 3,900 reclusos fueron liberados de las cárceles de ese país después de haber cumplido al menos 20 años en prisión.