Con The Revenant, el mexicano Emmanuel Lubezki estableció un récord y confirmó que es uno de los mejores directores de fotografía del cine del último tiempo, reflejado en los tres Premios Oscar recibidos en la misma cantidad de ceremonias.
En la ceremonia del domingo 28, Lubezki obtuvo el galardón a Mejor Fotografía por la cinta protagonizada por Leonardo DiCaprio, tal como en la ceremonia de 2015 por Birdman (también de Alejandro González Iñárritu) y en 2014 por Gravity de otro compatriota, Alfonso Cuarón.
Los tres reconocimientos vienen a confirmar su gran trabajo como el responsable de la creación artística de imágenes para la puesta en escena de las películas. La carrera del Chivo (como le dicen) se inició en los ’80, primero con su ingreso al Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, y luego, participando en algunos cortometrajes y primeros trabajos de Cuarón, a quien conoció en el recinto académico y cuya amistad se mantiene hasta hoy.
De hecho, entre 1988 y 1991 ambos, junto a Guillermo del Toro, trabajaron en una serie de terror de Televisa llamada La hora marcada. Según Lubezki, fue su primer trabajo en serio.
Su desembarco en Estados Unidos vino en la primera mitad de los ’90. Cuarón realizó la serie Fallen Angels con la ayuda de Lubezki y luego lo llevó a su equipo para ser parte de A Little Princess (1995), su primera película en Hollywood que tuvo dos nominaciones: Mejor Dirección de Arte (hoy Mejor Diseño de Producción) y Mejor Fotografía que Lubezki perdió.
Pese a no obtener el galardón, el mexicano ya había mostrado su fascinación por la luz y la frescura de las imágenes que llamó la atención del extravagante Tim Burton y lo fichó para su elogiada Sleepy Hollow, que también estuvo nominada los Oscar en 1999.
No sólo Burton quedó fascinado con el mexicano. También Terrence Malick, el estadounidense lleno de mística visual que lo ha tenido como encargado de fotografía en cinco películas, The New World (2005) y The Tree of Life (2011) entre ellas.
Luego de trabajar con Malick vino su reencuentro con Cuarón en la elogiada Gravity, la cinta ambientada en el espacio que reveló la maravilla de la Tierra desde el punto de vista de dos astronautas, con tomas en primer plano de Sandra Bullock y George Clooney. En 2014 recibió su primer Oscar por esta cinta, luego de cinco nominaciones previas.
Y tras trabajar en la elogiada cinta espacial, González Iñárritu llamó a Lubezki para discutir la idea de su próxima película, Birdman, una obra que se muestra como una larga secuencia que requirió mucho tiempo de ensayos antes del rodaje.
Ya en esta cinta protagonizada por Michael Keaton, Lubezki comenzó a plasmar su idea de luz natural. Algunas escenas sólo tuvieron este tipo de iluminación tanto adentro del teatro como en las calles de Nueva York, que gracias a los letreros de publicidad pudo tener una luz adecuada para la cámara.
Con Birdman, Lubezki obtuvo su segundo galardón consecutivo por Mejor Fotografía y el primero junto a González Iñarritu.
En su segunda alianza con González Iñárritu vino su trabajo más sufrido: The Revenant. Filmado con temperaturas bajo cero y con una duración extensa que llevaron incluso a trasladarse de Canadá al sur de Argentina en busca de nieve, la película muestra la madurez de ambos mexicanos.
Según contó el propio Lubezki, «es una película sobre la sobrevivencia… No queríamos falsedad, sino realidad; lo más naturalista posible, que fuera una película inmersiva, así que nosotros nos encargamos de crear nuestro propio infierno al decidir filmar en locaciones reales, con luz natural, sin las comodidades que te puede ofrecer un estudio».
En The Revenant también hay secuencias extensas como en Birdman. En palabras de Lubezki, «los planos largos son un truco que permite que la gente se meta en este Universo y que, sin darse cuenta, pueda ver la película de una manera subjetiva, como si estuvieran viendo esta realidad a través de los ojos del personaje, yendo de lo objetivo a lo subjetivo y viceversa».
Esta obstinada idea de usar luz natural lo llevó a conseguir su tercer Oscar consecutivo como Mejor Fotografía.
«Algunos directores la usan sabiamente y otros no, pero el punto de partida es que se puede hacer un filme sin actores o música, pero no sin luz. Está abajo de todo y puede expresar todo lo que quieres decir en una escena. Soporta lo que quieres que la gente sienta al ver… en definitiva, es el caldo del cine».
Las palabras de Lubezki hablan de su fascinación por el cine y por demostrar su trabajo a todo el mundo. Así lo ha hecho también a través de su cuenta de Instagram, en donde publica otra mirada de su trabajo que vemos en la pantalla grande.