Una pequeña fábrica de motores de aviación pasó de tener un nicho de negocios a ser un actor vital en la creación de Bayerische Motoren Werke (BMW), una compañía que este 7 de marzo de 2016 cumple 100 años como una firma líder en el mercado de automóviles.
La historia se remonta a Rapp Motorenwerke GmbH, una empresa dedicada a la industria aeronáutica fundada por Karl Friedrich Rapp en 1913. En plena Primera Guerra Mundial, el 7 de marzo de 1916 la firma pasó a llamarse Bayerische Flugzeug Werke (BFW), o Fábrica Bávara de Aviones.
Sin embargo, el fin de la Guerra y el Tratado de Versalles en 1919 (que entre sus prohibiciones estaba la fabricación de aviones) hicieron que la incipiente fábrica tuviera que dar un giro, que implicó no sólo dejar de mirar al cielo por un tiempo: cambiaron el nombre a Bayerische Motoren Werke (BMW) y decidieron reinventarse.
Establecida en Múnich, BMW no olvidó su pasado aeronáutico: su logo conservó el diseño circular que simula una hélice, con los colores azul y blanco en honor a la bandera de Bavaria.
Dentro de sus primeras actividades no estuvo el mercado de los automóviles. BMW, dedicado principalmente a los motores, creó en 1922 a motocicleta BMW R 32, un suceso en ese entonces cuyo motor fue de dos cilindros opuestos y su potencia llegaba a la rueda través de un eje cardán.
Los automóviles BMW recién llegaron en 1928 con la compra de Automobilwerk Eisenach, una pequeña fábrica automotriz que les permitió iniciar los primeros pasos de su actual presente.
Un año después pondrá a la venta el BMW 3/15 PS DA 2, un coche ensamblado en Berlín, bajo licencia de la británica Austin Motor. Sin embargo, en 1933 llegó al mercado el primer automóvil «100% BMW»: el 303, un auto con un motor de 6 cilindros y 1,2 litros de capacidad.
Durante esa misma década siguieron lanzando modelos, como el 326, el 327 y el 328 (un descapotable), todos muy populares en el mercado. Pero por ese entonces también vino el periodo más oscuro de su historia: su relación con el régimen nazi de Adolf Hitler.
No lo hizo con los automóviles. BMW volvió a sus orígenes y fue parte de la carrera armamentista de Alemania con la fabricación de motores de aviones que sirvieron para la Segunda Guerra Mundial.
Pero también tuvo una mancha negra en sus fábricas: bajo el mandato de Hitler, prisioneros de guerra y presos de campos de concentración fueron obligados a trabajar para BMW.
Tras el fin del conflicto bélico, la empresa cayó en desgracia, sus fábricas fueron destruidas y los problemas económicos se quedaron por años. El resurgimiento vino en 1952, con la posibilidad de volver al mercado automotor y el éxito de BMW 501, conocido como el Barockengel (Ángel bárroco en español), un modelo que presentaba un motor de seis cilindros, un lujo por esos años.
El resurgimiento de BMW costó, tanto que estuvo a punto de ser adquirido por Mercedes-Benz, su eterno contrincante, pero una inyección de dinero del empresario Herbert Quandt impidió el negocio. De hecho, La familia Quandt es la mayor accionista de la firma.
Vinieron varios éxitos, como el deportivo M1, un modelo que fue el resultado de una alianza estratégica con la italiana Lamborghini. También llegaron innovaciones tecnológicas que han mantenido viva la leyenda de BMW. De hecho, la mirada es hacia el futuro. Justo hoy, cuando se cumplen 100 años de historia, la firma alemana mostró su modelo Vision Next 100, un auto que podríamos ver en un siglo más en las calles y cuya principal característica es la conducción autónoma.