La moda pasa por etapas, y lo que marcó tendencia en el cine de los ’80 fueron los slasher. Queriendo formar parte de este grupo, pero a la vez aportando algo novedoso, el director James Cameron creó The Terminator (1984).
La película trata de Sarah Connor, una mesera perseguida por un androide enviado del futuro con la misión de asesinarla, para impedir el nacimiento de su hijo, John Connor, el futuro líder de la resistencia humana.
El androide asesino es interpretado por el ex fisicoculturista Arnold Schwarzenegger, que ya tenía prestigio por haber interpretado a Conan en Conan el bárbaro (1982).
The Terminator tiene varios momentos destacables. El más popular es cuando Schwarzenegger dice “Volveré”, y eso hizo: el androide volvió en 1991 con una secuela, Terminator 2: El juicio final, que alcanzó mayor éxito que su antecesora.
La segunda parte de la saga cuenta la historia de un chico y su robot, John Connor y su propio Terminator, pues el personaje de Schwarzenegger pasa de villano a héroe, protegiendo a John Connor de otro androide más avanzado: el T-1000, el personaje más temible de toda la franquicia, hecho de metal líquido.
En los ’80 y principios de los ’90, las películas de acción no tenían miedo de mostrar la violencia no estilizada, en cambio eran explícitas, con salpicaduras de sangre y huesos rotos. Terminator 2 intercala estas secuencias de violencia con momentos graciosos y conmovedores, en los que el androide aprende a convivir con humanos.
Además, fue una de las primeras producciones cinematográficas en utilizar imágenes generadas por ordenador, incluyendo el uso de movimiento natural humano para un personaje hecho con animación, algo inédito en aquel entonces, que marcó un hito en el ámbito de los efectos especiales.
El resultado sin duda funcionó, la película fue un éxito de taquilla -fue la que más recaudó en 1991-, recibió un total de 19 premios -incluyendo cuatro Oscar-, y aún hoy es alabada tanto por el público como por la crítica.
A 25 años de su estreno, Terminator 2: El juicio final continúa siendo tan memorable, que se le siguen haciendo guiños: