Más allá del espectáculo que fue para los norteamericanos y parte de Europa, el eclipse solar ocurrido este 21 de agosto se transformó en el más importante en la historia de la ciencia moderna, ya que permitió estudiar aspectos que nunca antes pudieron ser vistos.
A 100 años del último evento de este tipo que recorrió Estados Unidos de costa a costa, la comunidad científica tuvo una jornada muy productiva, ya que los avances tecnológicos y la ubicación del fenómeno natural permitieron hacer nuevos descubrimientos que pronto serán publicados.
Los avances de la ciencia gracias al eclipse solar
Las tormentas solares son uno de los mayores miedos de la sociedad actual, ya que se estima que producto de ellas se pueden derribar las redes eléctricas, interrumpir los satélites de GPS y de comunicación, por lo que este eclipse es algo elemental en esta materia, ya que permitirá, entre otras cosas, comprender mejor el comportamiento del astro rey.
Un experto en esta materia es Jay Pasachoff, astrónomo estadounidense que posee el record de haber visto la mayor cantidad de eclipses solares, contando 13 antes del ocurrido el 21 de agosto. «Hay un montón de gente que dice saber, pero no concuerdan, estamos tratando de proporcionar algún respaldo observacional», afirmó el científico a APS.
Explorar la física del plasma de la corona del sol, pruebas de un sensor de polarización para medir la temperatura y velocidad del flujo coronal, un seguimiento de todo el trayecto del fenómeno y la medición infrarroja de la corona solar, son algunos de los estudios que se realizaron durante el eclipse, según informó la NASA.
Son 11 las investigaciones que financió la NASA enfocadas tanto en el sol como en la Tierra, ya que en el planeta también se pudo observar en condiciones poco comunes. Por ejemplo, el bloqueo que disminuyó de forma repentina la luz y la temperatura en el suelo, pudo afectar el clima, la vegetación y el comportamiento animal.
La historia de los ecplises solares
El registro más antiguo de un eclipse solar data del 2137 a. C. en China, se cuenta que los astrónomos de la dinastía Xia fueron decapitados por no anunciar a tiempo este fenómeno.
Muchos años más tarde, según relata Heródoto, Tales de Mileto se adelantó al eclipse solar del año 585 a.C., misma fecha en que el evento astronómico provocó el fin de la guerra de los Medos y los Lidios porque creyeron que los dioses se habían enfurecido.
Si bien hay muchos relatos pre-socráticos que afirman la predicción de Tales de Mileto, no se tiene claro qué método usó para anteponerse a este hecho, ya que no tenía conocimiento de que fuera la luna quien originara el eclipse, por lo que se dice que fue sólo suerte.
En América los Mayas y Aztecas (200-1500 d.C.) le daban un significado estelar a este fenómeno, siendo estos últimos los que más temían a lo que ellos definían como combates de los dioses.
«Cuando el Sol comenzaba a desaparecer los débiles y los cautivos eran sacrificados para ofrecer su sangre, y en todos los templos habían cantos y gritos de guerra”, así relata el sacerdote franciscano español Bernardino Sahagún en el libro Historia General de las cosas de Nueva España, escritos hechos poco después de la conquista de México.
Dentro de los más recientes, tal como informa History, el 20 de junio 1955 ocurrió el eclipse más largo de la historia, con una duración de siete minutos y 8 segundos -contando el tiempo total de oscuridad absoluta- algo muy superior a los dos minutos y 41 segundos que duró el más reciente. Según los expertos no habrá otro de estas características hasta el 25 de junio de 2150.