Una de las tragedias más impactantes del último tiempo. Un desastre que enlutó al mundo del deporte y a Latinoamérica en particular. La caída del vuelo 2933 de LaMia destruyó las ilusiones del club de fútbol brasileño Chapecoense y dejó potentes lecciones para el futuro. Sin duda la desgracia más grande de la ciudad de Chapecó.
71 fallecidos y 6 sobrevivientes, un saldo dantesco. Accidente que pudo ser evitado, dejando en evidencia a autoridades y dirigentes deportivos. Y es que no sólo se disponían a jugar un partido, sino que era la final de la Copa Sudamericana.
Los jugadores Jakson Follmann, Alan Ruschel y Hélio Neto; los tripulantes Ximena Suárez y Erwin Tumiri y el periodista Rafael Henzel, fueron los únicos que pudieron contar su experiencia. Un hecho fatídico que ocurrió el 28 de noviembre de 2016. A continuación repasaremos el trayecto del Chapecoense hasta el accidente que marcó para siempre su historia.
El camino a la gloria
Los ojos de los amantes del fútbol estaban puestos en este pequeño equipo brasileño desde los octavos de final de la Copa Sudamericana. Dejaron atrás al imponente Independiente de Avellaneda (Argentina), para luego derrotar al Junior de Barranquilla (Colombia).
En semifinales el panorama era complejo, delante tenían a San Lorenzo de Almagro. El pasado asechaba al cuadro de Chapecó, ya que en 2015 habían caído en Cuartos de Final contra River Plate. Ahora era el momento de lograr la hazaña, más mirando su modesta historia deportiva.
Si bien Brasil posee una amplia tradición futbolística, Chapecoense recién en 2015 llegó a la Serie A. Un hecho notable, tomando en cuenta que seis años antes estaban en Cuarta División. Las primeras temporadas fueron sorprendentes y en su segunda Copa Sudamericana ya se ponían a un paso de la final.
En un partido ajustado y lleno de emociones, los brasileños empataron a uno de visita, frente a San Lorenzo. Todo se definiría en el Arena Condá de Chapecó, frente a su gente. Igualaron sin goles, pero su gol en Argentina los llevó a la final. La fiesta era increíble en Brasil y el próximo desafío era Atlético Nacional de Medellín.
Los avisos que no se escucharon
La final se jugaría el 30 de noviembre en Medellín, Colombia. Chapecoense ya había tenido que viajar hasta ese país cuando enfrentó a Junior. Hecho fundamental para entender la tragedia que luego viviría el club. Si bien los dirigentes aseguraron que ese trayecto se había realizado con normalidad, la verdad era otra.
40 días antes de la tragedia, la delegación del equipo brasileño había llegado hasta Barranquilla también con la compañía boliviana LaMia. Las complicaciones no se hicieron esperar, puesto que la empresa no consiguió el permiso para realizar un vuelo internacional desde Brasil. Así, tuvieron que viajar por tierra hasta la frontera con Bolivia, en dos oportunidades, para regularizar su documentación.
A pesar de esto, la dirigencia del club decidió optar una vez más por esta empresa. La justificación de su Vicepresidente, Luiz Antonio Paraolo, es que el buen resultado de ese partido los llevó a confiar en las cábalas. Una versión que ha sido puesta en duda, ya que se cree que la verdadera razón fue lo económico de esta alternativa.
Pero no eran los únicos, de hecho esta compañía era muy utilizada por otras asociaciones. Meses antes la Selección de Argentina usó ese mismo avión para llegar desde Buenos Aires hasta Belo Horizonte (Brasil). En el vuelo también iba la estrella del fútbol mundial Leonel Messi. Según se investigó luego, en esa oportunidad también hubo irregularidades por parte de la línea aérea.
Una tragedia mundial
El 28 de noviembre fue el día elegido para despegar desde el Aeropuerto Internacional Viru Viru de Santa Cruz de la Sierra hasta Medellín. La delegación de Chapecoense tuvo que viajar desde Brasil a Bolivia, una vez más, para poder iniciar su periplo. Antes de despegar ya habían problemas para el vuelo 2933 de LaMia.
“Es necesario establecer que hay irresponsabilidades muy claras sobre el sistema de control y gestión aeronáutico, porque el sistema como tal no funcionó. Tanto que la aeronave sale y hace este vuelo contra toda la normatividad existente”, afirmó a CNN el Coronel Freddy Bonilla, secretario de seguridad aérea de Colombia.
Lo concreto es que de los 77 pasajeros que iban a bordo (21 periodistas, 47 miembros de la delegación del Club Chapecoense y 9 tripulantes), 71 perdieron la vida. Un saldo trágico que conmovió al mundo entero y en especial a las figuras del fútbol. Al final, Chapecoense fue erguido como campeón de la Copa Sudamericana, pero con un gusto amargo que siempre conmoverá a su afición.
El 27 de abril de 2018 Colombia presentó el informe definitivo de su investigación, la que demoró un año más de lo presupuestado. El documento señala que LaMia era una compañía con múltiples deficiencias organizativas, económicas y operacionales que comprometían la seguridad de sus vuelos. Además, no cumplía con las políticas de combustible, hecho que es indicado como el principal responsable. Hasta la fecha, los proceso judiciales del caso siguen abiertos en Bolivia y en Colombia.