El encanto de Aurora tuvo un mágico reencuentro con Chile

A poco más de un año de su fortuita primera visita a Chile, como parte de Lollapalooza, la artista noruega Aurora Aksnes regresó para demostrar que sólo necesitó de ese breve paso para conquistar corazones. Un show lleno de energía, luces y ritmos que transportó al público por diferentes estados, entre lo calmo y lo explosivo. Anímico recorrido por su naciente discografía que, además, se dio tiempo para entregar mensajes político/sociales.

La chilena Dulce y Agraz fue la encargada de abrir, para luego dar paso a una artista sorpresa: Silja Sol. Guitarrista y corista de la banda de Aurora, la cantante noruega mostró sus creaciones de forma muy sencilla, pero cautivadora. Esta fue la previa perfecta para el esperado reencuentro en La Cúpula del Parque O’higgins.

Eran pasadas las 21:00 horas, del domingo 26 de mayo, cuando las luces se apagaron y los gritos anunciaban la llegada. Con su tradicional simpatía, Aurora salió al escenario para abrir su show con las melodías vocales de «Churchyard». Silja Sol ya se mostraba como su aliada perfecta con las variaciones de voz y los demás músicos derrochaban una solidez envolvente.

«Warrior» fue la encargada de seguir, desatando un juego de luces asombroso que hacía variar en tonos púrpuras su vestimenta clásica y las seis medusas gigantes que servían como escenografía. Tras esta interpretación vino la primera interacción con el público. Un diálogo que partió con su sorpresa al ver que el lugar estaba lleno, algo que definió como un «mar de cabezas muy especial».

Luego distendió el ambiente al comentar que comió mucho antes de entrar a escena, y prontamente comenzaron a caer objetos en el escenario, recuerdos de los fanáticos. Así llegó un instante especial, ya que apareció una pañoleta verde del movimiento feminista pro aborto. Al verla no pudo contener sus palabras de apoyo, con un mensaje humano de amor y aceptación.

De esta forma continuó la lluvia de melodías que provocó un trance con los temas «Home», «All Is Soft Inside» y «Soft Universe», que llevaron a Aurora de la calma al desenfreno. Pero sin duda el momento más mágico llegó con una particular versión de «Murder Song (5, 4, 3, 2, 1)», canción que la acompaña desde All My Demons Greeting Me as a Friend (2016), su primer disco.

«Runaway» e «In Bottles» dieron paso a «The Seed», sencillo parte de A Different Kind of Human (Step 2), su nuevo trabajo de estudio que saldrá el próximo 7 de junio. Luego regresó a la calma con «It Happened Quiet», donde las variaciones vocales que lograba junto a Silja Sol llegaron a un punto alucinante, dejando en claro las influencias que ha recogido de la islandesa Björk.

Seguía el espectáculo que marcaba este gran regreso de Aurora a Chile y La Cúpula del Parque O’higgins demostraba que era el recinto indicado en cuanto a cercanía con el público. Algo que no pasó tanto en lo acústico, que se vio sobrepasado a ratos. Aún así todo marchaba perfecto y la energía de la noruega llenaba todos los espacios y contagiaba a todos, teniendo uno de sus momentos más altos con «Animal», la que presentó como una canción dedicada a las personas.

Este es otro tema de su próximo álbum, que poco después cerró su trilogía de sencillos con «The River». El más reciente de todos, pero uno de los más celebrados por los presentes. Ya era la recta final. Su éxito «Running With the Wolves» cerró la primera parte del show y dejó al público con ganas de más. No pasó más de un par de minutos hasta que Aurora regresó junto a su banda para poner el broche de oro a su presentación.

«Infections of a Different Kind», tema que le da nombre a la primera parte de su nuevo trabajo de estudio y la que define como “la canción mas importante» que ha escrito, fue la elegido para seguir. Un mensaje potente de análisis y crítica, algo que se ha convertido en la postura creativa de Aurora, quien demuestra que tiene plena conciencia del poder e impacto de la música y de lo que puede lograr con su mensaje frente a una aproblemada sociedad que ella ve con optimismo y esperanza.

El cierre definitivo lo dio «Queendom». Una composición que llama a la resistencia y que está dedicada a la comunidad LGBT. Por lo mismo una bandera multicolor que tomó del público fue su compañía perfecta para interpretarla. Al finalizar todos quedaron encantados y conformes con la presentación de esta particular estrella pop que, con su estilo místico, ya se posiciona dentro de la escena musical. Algo que toma tonos hasta rupturista, en días en que los exponentes musicales que trascienden fronteras brillan más por la imagen que por el mensaje.