En una decisión estrecha, el Comité Olímpico Internacional anunció que Beijing será la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno 2022, convirtiéndose en la primera ciudad que albergará dos Olimpiadas tras recibir los Juegos Olímpicos de Verano en 2008.
La capital de China venció a Almaty, la ciudad más poblada de Kazajistán, por 44 a 40 votos en una ceremonia realizada el pasado viernes 31 de julio en Malasia. Ambas candidatas llegaron a la instancia final tras las bajadas de Cracovia (Polonia), Leópolis (Ucrania), Oslo (Noruega) y Estocolmo (Suecia), que abandonaron la carrera por falta de apoyo local y problemas políticos.
Beijing recibirá las Olimpíadas de Invierno, aunque el mayor atractivo de este evento no existe allí: a pesar de que se desarrolla en febrero (en pleno invierno en el hemisferio norte), en la ciudad china no cae la cantidad suficiente de nieve para depender de la naturaleza. La temperatura máxima media en esa época es de 4°C, según el Servicio de Información Metereológica Mundial.
El punto a favor de Beijing es que cuenta con la experiencia de haber organizado anteriormente una Olimpíada en 2008, además de conservar la infraestructura construida para esa ocasión, como el Estadio Nacional (Nido de Pájaros) y el Centro Acuático Nacional (Cubo de Hielo).
Pese a la debilidad de no contar con nieve natural, el COI prefirió a Beijing por sobre Almaty por «su enfoque en la sustentabilidad, el legado y la transparencia». Así, Asia recibirá tres Juegos Olímpicos en cuatro años: los de Invierno en Pyeongchang (Corea del Sur) en 2018 y Beijing en 2022, y los de Verano en Tokio 2020, estos últimos con problemas con su estadio olímpico y críticas a su logo.
Nieve artificial
Con un clima que impide tener una cantidad adecuada de nieve natural para una competición de esta escala, Beijing deberá echar mano a la artificial en las regiones de Zhangjiakou y Yanqing para los deportes al aire libre, como el esquí alpino, el snowboard y el salto de esquí, entre otros.
China tiene una solvencia económica que puede crear nieve artificial para cubrir las montañas elegidas para albergar las competiciones, que a su vez están alejadas del centro urbano (Zhangjiakou está a 160 kilómetros de Beijing y Yanqing a 90 kilómetros). En la candidatura de Almaty, el radio hubiese sido de 32 kilómetros.
Los antecedentes más cercanos acerca de nieve artificial para un evento de este tipo están en los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi 2014, en una de las regiones más cálidas de Rusia y que creó nieve equivalente a 1000 campos de fútbol.
Una fotografía de Yanqing, tomada en pleno invierno de Beijing
Impacto medioambiental
Que China desarrolle un sistema de nieve artificial para 2022 lleva a una preocupación ambiental importante: en Sochi utilizó suficiente agua como para vaciar una piscina olímpica (50 cms de largo por 21 de ancho) cada hora. Beijing asegura tener las reservas de agua suficiente, pese a que el promedio de lluvia en invierno es de una semana.
A eso se suma que debido a la distancia entre Beijing y Zhangjiakou, está planeada la construcción de un tren de alta velocidad. Y los centros de esquí y la Villa Olímpica se levantarán en las cercanías de reservas naturales.
Aún queda mucho para Beijing 2022, pero problemas no le faltarán, más aún cuando Human Rights Watch criticó la elección de la sede por los problemas a los derechos humanos que han sufrido los ciudadanos, según esta organización. ¿Habría sido mejor la elección en Kazajistán? Habrá que esperar siete años para saberlo.