Los logotipos son una parte fundamental en el desarrollo de grandes eventos deportivos, convirtiéndose en una creación que sirve para simbolizar el espíritu de cada cita, una oportunidad para mostrar la cultura e historia de las ciudades o países donde se realizan.
Generalmente las Olimpíadas y Mundiales de Fútbol hacen una licitación para adjudicar la responsabilidad de la creación de su logo e identidad gráfica. Así, agencias y estudios de diseño presentan sus propuestas al Comité Organizador para que elija la que mejor represente la esencia del evento.
Es una decisión importante, que demuestra lo trascendental que es un logo para un evento. Que lo digan los japoneses, que recientemente presentaron el diseño de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y de inmediato aparecieron críticas que señalan que es un plagio del logo del Théâtre de Liège de Bélgica, polémica que se ha sumado a los problemas que han tenido con su estadio.
El logo de las Olimpíadas de Tokio presenta una T con una gran columna negra y en la parte superior derecha un círculo rojo, que representa «un mundo inclusivo y el poder de un corazón que late», según los organizadores.
El Estudio Debie, a cargo del logo del Théâtre de Liège, sólo se limitó a preguntar en sus redes «¿Plagio?».
ACTUALIZACIÓN: El Comité Organizador de Tokio 2020 ha desechado el logo hecho por Kenjiro Sano. «Hemos llegado a la conclusión que sería apropiado para nosotros desechar los logos y elaborar un nuevo emblema», dijo Toshio Muto, director general del Comité.
Pero no sólo el evento de Tokio ha tenido problemas. Río de Janeiro recibirá las Olimpiadas cuatro años antes y su logo también fue acusado de plagio. El diseño de Rio 2016 es una creación de la compañía brasileña Tatil Design, dada a conocer en 2010. Y las críticas llegaron pronto.
Se le acusó de imitar el diseño usado para representar el carnaval de Salvador de Bahía de 2004. Y no sólo eso, también llama la atención la similitud con el logo de la organización filantrópica estadounidense Telluride Foundation. Y si nos ponemos estrictos, todos ellos guardan cierta similitud con la obra La Danza, que Henri Matisse pintó a principios del siglo XX.
Eso en el futuro. Pero mirando hacia atrás, también ha habido otras controversias. En el pasado Mundial de Brasil 2014, el logo ganador de la agencia Africa fue criticado por el diseñador brasileño Alexandre Wollner, asegurando que representaba una mano tapando una cara como si tuviera «vergüenza». Es decir, un facepalm.
El diseño de Wolff Olins fue presentado en 2007 y posteriormente la BBC dio a conocer una encuesta donde casi el 80 por ciento de los participantes lo valoró negativamente. Y luego, Irán amenazó con un boicot pues aseguró que el logo presentaba la palabra Zion.
Los logos pueden ser un dolor de cabeza para los organizadores de este tipo de eventos. En muchos casos se asegura haber revisado todos los diseños registrados en el mundo, aunque siempre habrá alguien atento a cualquier síntoma de plagio. Así que ojo con la propuesta que resulte ganadora para el Mundial de Qatar 2022, el próximo evento deportivo aún sin logo oficial. Y también para los reciente anunciados Juegos Olímpicos de invierno de Beijing 2022.