Con 32,1 millones de dólares de presupuesto, Terry Gilliam inició en 1999 la producción de The Man Who Killed Don Quixote, una película basada en la novela Don Quijote. 17 años después, el cineasta puede respirar más tranquilo porque terminó su proyecto.
La película finalizó su rodaje casi dos décadas después de que Gilliam se embarcara en este ambicioso proyecto. Sin embargo, por ese entonces, en la primera semana de grabaciones, el actor que interpretaba a Don Quijote, Jean Rochefort, sufrió una hernia discal, y una inundación dañó gravemente el set.
Tras ello, por lo menos ocho veces fue suspendido el rodaje de la cinta. Parte de este infierno aparece en el documental Lost in La Mancha, de Keith Fulton y Louis Pepe, que registra las penurias por las que tuvo que pasar Gilliam.
Entre 2005 y 2015, una larga lista de actores aparecieron para protagonizar la cinta, como Robert Duvall, John Hurt, Johnny Depp y Ewan McGregor, pero ninguno de ellos se pudo sumar al proyecto.
Finalmente, el propio Gilliam anunció en Cannes 2016 que la película tendría el esperado rodaje, con Jonathan Pryce como Don Quijote y Adam Driver en el papel Toby Grisoni, un personaje que reemplazaría a Sancho Panza como un ejecutivo del siglo XXI que viajaría en el tiempo.
«Don Quijote es un soñador, un idealista y un romántico, decidido a no aceptar las limitaciones de la realidad, marchando sin importar los contratiempos, como hemos hecho», dijo Gilliam tras anunciar el fin del rodaje.
«Hemos estado en esto tanto tiempo que la idea de terminar el rodaje es bastante surrealista. Cualquier persona sensata habría renunciado hace años, pero a veces los soñadores ganan al final, así que gracias a todos los fantasistas mal pagados y los creyentes que se han unido para hacer realidad este sueño de larga data», agregó.
La película, además, cuenta con un guión escrito por el propio Gilliam junto a Tony Grisoni, reuniéndose luego de que ambos trabajaran juntos en la recordada Pánico y locura en Las Vegas (1998).