La Canciller alemana Angela Merkel vivió una situación particular el pasado miércoles 15 cuando en una de sus habituales charlas con jóvenes hizo llorar a una niña palestina debido a unas desafortunadas declaraciones.
Todo sucedió en Rostock, al norte de Alemania, cuando Merkel, la mujer más poderosa del mundo según Forbes, estaba reunida con alumnos de una escuela de esa ciudad en el marco de la campaña Diálogo ciudadano, para conocer las preocupaciones de la sociedad.
Allí, Reem, una escolar palestina, tomó el micrófono y expresó en un alemán perfecto: «Me gustaría estudiar. Es un deseo y un objetivo que realmente quisiera cumplir». La petición tiene que ver con que junto a sus padres llegaron hace cuatro años a Alemania y están a punto de ser expulsados del territorio.
Luego de ello, vino la respuesta de Merkel: «La política a veces es dura. En los campos de refugiados palestinos en El Líbano quedan miles y miles de desplazados. Y si ahora dijéramos ‘Pueden venir todos, pueden venir todos de África también’ es algo que no podemos enfrentar. Algunos van a tener que volver a su país».
Y mientras intenta explicar la situación, Merkel se dio cuenta de que Reem estaba llorando, por lo que se acerca y le dice que «lo ha hecho bien», a lo que el moderador de la conferencia dice: «Señora canciller, no creo que se trate de hacerlo bien, sino de que es una situación muy difícil».
«Sé que es una situación difícil», respondió Merkel, «por eso quiero acariciarla. Porque no queremos llevarlos a esta situación y porque expresaste en nombre de muchos otros a qué situación se puede llegar».
Tras esta escena, Merkel fue criticada en su país por demostrar poca empatía y sentido ante una niña que sólo estaba hablando sobre su futuro en el país. Los comentarios negativos se vieron en Twitter con el hashtag #merkelstreichelt (Merkel acaricia) y en medios como Zeit, que tituló su nota con lo sucedido como «Tan cerca que duele».