Durante muchos siglos, los cazadores en la España rural han utilizado perros, generalmente galgos, para atrapar animales salvajes. En el siglo XVII, estos se asociaron con nobleza, siendo protegidos por la ley.
Sin embargo, han tenido una dramática caída. Hoy, al final de la temporada de caza en febrero de cada año, se estima que hasta 100 mil perros son abandonados o asesinados, por ser considerados viejos o muy lentos para la próxima temporada.
Ante este panorama, el británico Martin Usbourne fotografió por dos años perros de caza rescatados de terribles condiciones, en un centro de acogida de Andulucía, en España. El fotógrafo se encontró con animales hambrientos, privados de afecto y con mucha angustia.
«Me sentí atraído por las dolorosas contradicciones: estos perros hermosos con una historia real utilizados para asociarse con nobleza, pero hace muchos siglos tienen una historia moderna tan fea de abuso y abandono. Tenían esos cuerpos fuertes y elegantes, que fueron frecuentemente dañados o debilitados», explicó a National Geographic.
Y agregó: «Estoy profundamente preocupado por la brecha entre los humanos y los (otros) animales y quiero lograr que se tome conciencia de esta dolorosa brecha. Estamos separados de otros animales por el lenguaje, la tecnología y una arrogancia fatal que causa un inmenso dolor».
Con toda la recopilación de fotografías, Usbourne editó un libro que tituló Donde descansan los perros de caza (Where Hunting Dogs Rest, en inglés). En su sitio oficial puedes comprarlo, a un precio de 35 libras.
Mira algunas de las fotografías con el emocionante trabajo de Usborne.