Desde los próximos meses, a los científicos en el Reino Unido se les permitirá modificar genéticamente los embriones humanos por primera vez en la historia, después de haber recibido una licencia para seguir adelante con la investigación innovadora en las primeras etapas de la vida humana.
La Autoridad de Fertilización Humana y Embriología (HFEA por sus siglas en inglés) de la isla concedió el permiso para alterar el ADN de los embriones en los primeros siete días después de la fertilización, lo que podría proporcionar pistas en el corto plazo en cuanto a las causas de aborto involuntario en las mujeres.
Esa es la razón principal de la luz verde al equipo de investigadores del instituto Francis Crick de Londres, encabezado por la Dra. Kathy Niakan.
Según El País, la licencia solicitada es para utilizar la técnica conocida como CRISPR. Esta especie de cortar/pegar de ADN le servirá para activar y desactivar genes en las etapas primeras del desarrollo de los embriones humanos. Así, Niakan y su equipo podrán estudiar los efectos de dichas modificaciones en el desarrollo de las células que luego forman la placenta.
Los embriones que serán utilizados por los científicos provendrán de parejas con excedentes después de tratamientos de fertilidad in vitro, durante 14 días y sólo para investigar pues no está permitida la implantación a mujeres.
De acuerdo a BBC, de cada 100 óvulos fertilizados, menos de 50 llegan a la etapa de blastocisto temprano (óvulo fecundado), 25 se implantan en el útero y sólo 13 se desarrollan más allá de tres meses.
«Nos gustaría entender los genes necesarios para que un embrión humano se desarrolle con éxito en un bebé sano. La razón por la que es tan importante (la investigación) se debe a que los abortos involuntarios y la infertilidad son muy comunes, pero no son muy bien entendidos», expresó Niakan a BBC.
Dentro de los riesgos y miedos detrás de esta técnica, según The Independent, está su mal uso que podría conducir a tratamientos potencialmente peligrosos y a «bebés diseñados». También está la preocupación de que al hacer cambios en el ADN de embriones podrían haber efectos nocivos en el cuerpo de un individuo y el riesgo de transmitir «errores» genéticos a las generaciones futuras.