Las investigaciones para lograr una mejor forma de generar energía, que no contamine y que no afecte a la naturaleza, al parecer han logrado avanzar al punto de considerar los productos de desecho para crear combustible.
En 2013, científicos de un laboratorio de robótica en Inglaterra lograron cargar un teléfono móvil a partir de la orina. Ahora, investigadores lograron progresar y consiguieron algo concreto a la hora de usar el líquido como fuente de energía.
Un ser humano produce en promedio entre 800 y 2.000 mililitros de orina por día. Si se multiplica por la población total del planeta, el resultado son 1.4 trillones de litros de orina por día que terminan en el desagüe, en su mayoría.
El equipo de investigadores, encabezado por Mirella Di Lorenzo, explicó a Deutsche Welle que el tratamiento de los desechos representa una gran parte de la demanda diaria de energía. «Queremos utilizarlos como fuente de energía en lugar de someterlos a un tratamiento», expresó.
Según la publicación, convertir la orina en electricidad implica obtener energía de las bacterias. Al quitar oxígeno del medioambiente, las bacterias descomponen la orina y generan electrones en lugar de dióxido de carbono y agua.
Los dispositivos electroquímicos llamados células de combustible bacterianas convierten la carga del líquido urinario en electricidad de manera extremadamente eficiente. Aunque son efectivas, hasta ahora esas células bacterianas eran demasiado caras, y producían un nivel muy bajo de energía, de acuerdo a DW.
El plan de Di Lorenzo y su equipo pudo resolver esas dos dificultades. «La cantidad de energía producida sigue siendo muy baja. Pero no estamos muy lejos de lograr aplicaciones prácticas», dijo la profesional.
Aunque el sol y el viento generan una mayor cantidad de energía, la orina siempre existirá y a eso apela Di Lorenzo. «No se trata de que la orina se transforme en una alternativa para otras energías renovables, sino más bien como un complemento», explicó a DW.
El plan más concreto es que, si las investigaciones son exitosas, la orina se podría usar como recurso energético en pequeños servicios preparados para canalizar los desechos directamente de los hogares hacia un centro de tratamiento, lo que también evitaría problemas sanitarios.