En los últimos días de mayo, a casi dos meses de su inicio, los Juegos Olímpicos de Río 2016 enfrentan una dura situación que incluso llevaron a la idea de que podrían cancelarse.
La principal razón es el brote del virus zika, pero la verdad es que Brasil enfrenta una serie de problemas externos a la cita deportiva, que van desde la seguridad y problemas sanitarios, hasta los casos de corrupción política que llevaron a que la Presidenta Dilma Rousseff fuese suspendida de sus funciones.
En febrero pasado, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC por su sigla en inglés) recomendó a las mujeres embarazadas o que pensaban quedar embarazadas no viajar al evento deportivo. Según datos, se espera que lleguen cerca de 500 mil turistas desde distintos lugares del planeta hasta tierras brasileñas durante agosto.
Pero no es la única amenaza a la salud. A mediados de 2015, una investigación de AP reveló que un análisis de la calidad del agua mostró niveles peligrosamente altos de virus y bacterias en lugares olímpicos y paralímpicos, como la Bahía de Guanabra, debido a las aguas residuales humanas que se vierten.
Asimismo, en agosto de 2015 se conoció que un regatista alemán fue tratado por infecciones en sus piernas que habría contraído durante un test de vela disputado en Rio de Janeiro.
Junto con estos problemas, a mediados de mayo se conoció que varios atletas esperan competir en Rio 2016 luego de que el COI volvió a analizar 454 muestras de dopaje de las Olimpíadas de Beijing 2008 y descubrió resultados sospechosos en 31 atletas de 12 países y seis deportes. Los deportistas no fueron identificados públicamente, aunque los países en cuestión serán notificados.
Sin embargo, la mayor dificultad del evento deportivo es el clima interno, que recientemente tuvo a la Presidenta Rousseff fuera de su cargo para enfrentar el juicio político que decidirá «si cometió crimen de responsabilidad hacia la República al alterar las cuentas públicas para equilibrar los balances presupuestarios de un año para otro a base de pedir dinero a grandes bancos públicos», según explicó El País.
A la destitución de la Mandataria se suma que el 59% de los miembros del Congreso «registran cargos y condenas contra ellos mismos en los tribunales, incluso por lavado de dinero o tortura», según BBC. Y para agregar, Brasil está en una recesión económica que, según un análisis, ni siquiera los Juegos Olímpicos podrán sacarla a flote.
A menos de 100 días del inicio, otros dos hechos mantuvieron las alarmas: una ciclovía de Río de Janeiro fue derrumbada por una ola, falleciendo dos personas; y, a pesar de las promesas para el aumento de la seguridad, el pasado 21 de mayo tres representantes de España fueron asaltados (con pistola en mano) en pleno centro de la ciudad sede.
Brasil se prepara para otro evento deportivo y espera salir adelante, tal como lo hizo en 2014 con la Copa del Mundo.