Los zombies del mundo del cine son criaturas imparables y aterradoras, que atacan a los vivos en grandes hordas. Las películas del género suelen ser muy violentas y casi siempre se tratan de un grupo de personas que deben colaborar para sobrevivir. Pero, ¿en qué momento se volvieron tan populares?
La primera película de zombies que se hizo muy célebre fue La noche de los muertos vivientes (George A. Romero, 1968). Muy controversial por lo sangrienta que es, incluso hay imágenes explicitas de zombies comiendo gente.
La siguieron una enorme cantidad de imitadores, como Zombi 1, 2, 3, 4 y 5. Pero hubo películas de este género que llegaron mucho antes que el resto.
La primera de ellas fue White Zombie (1932), o La legión de los hombres sin alma. Es muy distinta a las películas de zombies convencionales, pues en vez de ser una violenta historia de sobrevivencia, es una tragedia acerca de un hombre que pierde a su prometida y descubre que ella fue reanimada como un zombie.
Tuvo una secuela: La Rebelión de los Zombies (1936), cuya trama gira en torno a un regimiento francés que convierte a sus soldados en zombies para volverlos más eficientes en combate.
Ese mismo año se hizo Ouanga, acerca de un hombre víctima de una maldición voodoo que atrae a los zombies. Hasta ese momento, los zombies en las películas no eran muertos resucitados, sino que personas en un trance hipnótico.
Una película famosa de 1959 que muestra zombies algo más modernos es Plan 9 del espacio exterior, donde los muertos son resucitados por invasores extraterrestres; pero allí los zombies no son lo más importante, son solo uno de varios elementos en la ridícula trama.
La verdadera primera película de sobrevivencia en un apocalipsis zombie es El último hombre sobre la tierra (1964), una adaptación del libro Soy leyenda. Se trata de un sobreviviente y los monstruos en rigor son vampiros, pero su apariencia y comportamiento son idénticos a los de un zombie.
Luego llegó La noche de los muertos vivientes y de allí en adelante las películas de zombies empezaron su marcha interminable. Ahora están en todas partes y cuando creemos acabar con la última, aparecen más.