Ares Vallis, un sector de la superficie de Marte, fue el lugar donde el 4 de julio de 1997 aterrizó Mars Pathfinder, la primera misión que incluyó vehículos robóticos de exploración, o conocidos popularmente como rovers, para investigar el planeta rojo.
Aunque la idea principal fue analizar la atmósfera marciana, su clima, su geología y la composición de las rocas y el suelo, el rover fue la primera herramienta para intentar encontrar algún indicio de vida más allá de la Tierra.
Todo partió con el lanzamiento de la misión a bordo del cohete Delta, el 4 de diciembre de 1996. Fueron siete meses de viaje por el espacio, monitoreado por Jet Propulsion Laboratory (JPL), centro de investigación que trabaja de cerca con la NASA.
La llegada a suelo marciano fue muy lejano a lo que podría llamarse un aterrizaje normal: Pathfinder entró en la débil atmósfera marciana a toda velocidad, envuelta en airbags, y al llegar a la superficie dio al menos dos botes. Todo eso fue en un periodo de cuatro minutos.
En el JPL, ubicado en La Cañada Flintridge, cerca de Los Ángeles, los ingenieros esperaron que Pathfinder diera alguna «muestra de vida». Fue muchos minutos después del aterrizaje a través de una señal de radio, es decir, la maniobra ya estaba muy avanzada cuando las primeras pistas llegaron a la Tierra.
«Básicamente tenemos el sitio perfecto. Tenemos la nave espacial perfecta, tenemos los instrumentos perfectos y tenemos el rover perfecto», dijo en ese entonces Matthew Golembek, científico de la misión, según NPR. «Ahora estamos muy emocionados por lo que comenzaremos a investigar y saber qué hay ahí», agregó.
El rover al que se refería Golembek era Sojourner (en honor a la activista Sojourner Truth), un vehículo de seis ruedas, 65 centímetros y 11 kilos, que envió las primeras imágenes del suelo marciano, lleno de rocas, además de los paneles solares de la nave y los airbags que ayudaron en el aterrizaje.
El trabajo y legado de Sojourner
Durante sus 83 días de vida (originalmente estaba preparado para trabajar una semana), Sojourner recorrió 100 metros en total, que le permitieron tomar y enviar a la Tierra más de 17.000 fotografías que sirvieron para confirmar, por ejemplo, que se trataba de un planeta que alguna vez fue cálido y húmedo, muy lejos de lo árido y frío que se ve hoy.
Pathfinder y el robot Sojourner fueron el primer paso de la NASA para explorar Marte a través de misiones no tripuladas. Desde ese entonces, otros ocho robots de la agencia espacial han llegado a suelo marciano, y cinco de ellos siguen activos hoy en día.
Sin la experiencia de Sojourner, los nuevos vehículos robóticos apenas podían ser considerados. En 2004, la NASA posó dos rovers del mismo modelo: Spirit y Opportunity. El primero sobrevivió durante seis años, con una distancia recorrida de 7,7 kilómetros. El segundo resultó más afortunado porque aún está en servicio.
Por otro lado, el impacto de la misión Mars Pathfinder llegó incluso a la cultura: The Martian, el libro de Andy Weir adaptado en 2015 en una película protagonizada por Matt Damon, incluye la participación de esta sonda, que le permitió al astronauta Mark Watney comunicarse con la Tierra.
Las próximas misiones de la NASA incluyen la exploración del interior de Marte (InSight en mayo de 2018) y recolección y retorno de muestras para futuras misiones tripuladas (Mars 2020). También existen planes de otros países, como el robot ExoMars de la agencia europea para buscar rastros de vida pasada o presente en 2020, y el Mars Global Remote Sensing Orbiter and Small Rover de la agencia china para evaluar la superficie y el medio ambiente del planeta rojo.