Tras varios fracasos en su implementación, Google Glass vuelve al mercado pero ya no como un producto de uso social, sino que en un formato dirigido al mundo corporativo y con un diseño renovado. No podrá ser adquirido por consumidores individuales sino sólo por empresas que busquen una optimización en la labor de sus empleados.
Y es que hace dos años estaba prevista la llegada de Google Glass a las tiendas con la ayuda de Intel, pero eso no ocurrió y se especulaba que la idea de la empresa de hacer unos anteojos con tecnología de punta había llegado a su fin, pero esta semana la compañía X -sección de grandes avances tecnológicos de Google- anunció el lanzamiento de una nueva versión llamada Glass Enterprise Edition.
Estos nuevos anteojos tienen un diseño mucho más cómodo, vienen en color blanco y negro, mantienen la misma cámara de 5 megapixeles y 720p de resolución, poseen un mejor sistema de audio y tienen una autonomía de carga mucho mayor a las versiones anteriores. Pero la gran diferencia de la edición Glass Enterprise es que sólo la pueden pedir empresas y al por mayor, teniendo un precio que va entre los 1300 y 1500 dólares por unidad.
El renacer de Google Glass
Esta nueva versión de Google Glass ya está siendo utilizada en distintas empresas de manufactura, logística y del cuidado de la salud, entre las que están General Electric, Sutter Health, DHL y AGCO. Esta última, especializada en la fabricación de vehículos agrícolas, descubrió que gracias a este equipo sus operadores hacen su trabajo de forma más rápida, óptima y segura.
Según la empresa independiente de investigación Forrester, para 2025 más de 14 millones de trabajadores de Estados Unidos estarán usando los anteojos inteligentes de Google, ya que son muchas las áreas laborales en las que pueden tener utilidad, como, por ejemplo, para que en un centro médico se tengan las fichas de los pacientes, o para que un perito tome muestras en tiempo real de un auto accidentado.
De esta forma los avances que concretizaron las aspiraciones creativas de Google en un conglomerado llamado Alphabet, preocupado de hacer rentables sus productos y de tener una relación directa con los inversores, lograron dar este giro más profesionalizado y que realmente aporta al desarrollo tecnológico, más allá de intentar ser los primeros en tener nuevos dispositivos a la vanguardia.