El fenómeno en el que se ha transformado Dragon Ball, a más de 20 años de su debut en nuestro país, es algo impresionante, por lo mismo cuando se supo que había un concierto de rock sinfónico con la música de la serie los fanáticos no esperaron para agotar las entradas dispuestas para Santiago, obligando a la organización a sumar una fecha extra.
Un repaso completo que trasladó escenas claves de la producción creada por Akira Toriyama a la Cúpula del Parque O’Higgins, gracias al grupo Inheres y a la Orquesta de Cámara de Nicolás Galaz, quienes musicalizaron las interpretaciones de los mexicanos Ricardo Silva y Aarón Montalvo (voces originales), y de la chilena Simone Weber.
Dragon Ball Rock Sinfónico comenzó con el tema instrumental «Tabidachi» una introducir perfecta para que los espectadores volvieran a la primera temporada, cuando conocimos al pequeño niño con cola de mono llamado Gokú, que se habría paso por el mundo. Así la versión latina de «Makafushigi Adventure», el openning de esa etapa de la serie, hizo cantar a los presentes: «vamos a buscar las esferas del dragon».
De esa forma se dio inicio a la progresión que mostró a Bulma, Krilin, el Maestro Rochi y al Torneo de las Artes Marciales, en un instante lleno de nostalgia para quienes siguen las aventuras desde su llegada a Chile a fines de los años 90. Pero el punto más alto de esa sección fue cuando Simone Weber dio vida a «Romance Te Puedo Dar», el clásico ending que también fue coreado por todos.
Luego vino un salto en el tiempo que dio paso a Dragon Ball Z, dejando en el escenario a uno de los más esperados del show: Ricardo Silva y su “Cha-La Head-Cha-La”. El mexicano además entregó un gran momento al invitar a todos a gritar el nombre de la serie, uniendo las voces de las distintas generaciones que se encontraban en la Cúpula del Parque O’Higgins.
La emotividad llegó en una de las escenas más intensas, la muerte de Krilin a manos de Freezer. El público atónito miraba la escena como su fuese la primera vez, todo musicalizado por la orquesta, dando paso a la transformación de Gokú en Super Sayayin.
Así las escenas de los Guerreros Z continuaron, pasando por el triunfo de Gohan contra Cell, el comienzo de la segunda etapa de Dragon Ball Z con «El Poder Nuestro Es» (con todos los cantantes en el escenario) y el ending «Sal De Ahí Magnifico Poder», hasta llegar a la lucha contra Majin Boo, que mostró en la pantalla el sacrificio de Vegeta, momento que emocionó a más de alguno, antes de que levantaran sus manos para enviar la energía a Gokú y potenciar la genkidama.
Más adelante llegó un sorpresa, ya que se incluyó parte de la película Dragon Ball Z, El ataque del dragón, donde Tapión se arriesga para salvar al planeta Tierra mientras interpreta una pieza en su flauta, algo que fue replicado por la orquesta.
Dragon Ball GT fue lo próximo con Aaron Montalvo interpretando las canciones que lo han hecho conocido: «Mi Corazon Encantado» y «Sola Nunca Estarás», en un breve repaso por la tercera parte de la serie, con Gokú pequeño y su nieta Pan, momento que terminó con una lluvia de papel picado.
Y cuando el público creía que ya todo había terminado, Ricardo Silva volvió al escenario para entregar la noticia de que había un regalo más: «Chozetsu Dynamic», el opening de Dragon Ball Super, instante en el que los más pequeños tomaron el protagonismo al corear el tema que se estrenó en versión latina recién este año.
Una repetición de “Cha-La Head-Cha-La” fue el cierre perfecto para la reunión de fanáticos de Dragon Ball. Un concierto que si bien tuvo varias fallas técnicas, logró dejar conformes a quienes llegaron hasta el Parque O’Higgins y compartieron su amor por las sagas de la serie japonesa líder en nuestro país desde su estreno en la televisión chilena a mediados del año 1997.