Graham Fink es un artista que se dio cuenta de las posibilidades que da la tecnología para las personas inmovilizadas, como el software para comunicarse a través de los ojos. Por ello, quiso cambiar el tacto por la vista para sus nuevas creaciones.
A través de un rastreador de ojo y mucha concentración, realizó una serie de retratos sólo mirando una pantalla. Dos luces infrarrojas siguieron los movimientos de sus ojos que quedaron registrados en una cámara especial, que ralentiza la oscilación natural del órgano para que quede más suave, según informó Wired.
Los dibujos creados están hechos con una línea continua y sin la posibilidad de borrarlas. El proceso puede ir de cinco minutos a casi una hora, dependiendo de la concentración del artista, quien tiene que estar mirando fijamente una pantalla para lograr un resultado óptimo sin ocupar sus manos, como lo había hecho hasta ahora.