El 13 de abril de 2000 se vivió un momento histórico a raíz de un proceso judicial: la banda estadounidense Metallica ingresó su demanda en contra del servicio de distribución de música por internet, llamada Napster.
Ese día se ha convertido en un hito dentro de la ahora habitual relación entre la música y las posibilidades que entrega la web. Esto, porque posterior a su aparición, las ventas de discos físicos cayeron a lo largo de los años, en contraste al auge del intercambio y reproducción de música gracias a internet que se vive hoy.
No fue el único juicio de Napster. También tuvieron un lío con Recording Industry Asociation of America, RIAA, que reúne a las compañías discográficas estadounidenses, y con figuras como Madonna y Dr. Dre, pero nada comparable a la artillería del conjunto de heavy metal más popular de la historia, encabezados por Lars Ulrich.
El conflicto nació cuando el baterista junto a sus compañeros se dieron cuenta del intercambio de su música en Napster, un programa P2P (sistema de computadores conectados sin necesidad de servidores) que permitía compartir archivos en mp3 (descargados en su computador) entre los usuarios, los que en su mayoría habían sido obtenidos de manera ilegal.
Entre ellos estaba una maqueta de «I Disappear», canción que Metallica compuso para Misión: Imposible II y que ni siquiera habían lanzado oficialmente, por lo que varias radioemisoras norteamericanas comenzaron a difundir la canción.
Debido a este conflicto judicial, el nombre de Napster fue cada vez más masivo dentro de los internautas, sumando más adeptos que descargaban el programa y, por lo tanto, más archivos se compartían. De hecho, un usuario afirmó en 2000 que en su computador tenía más de 23 mil canciones.
El intercambio de MP3 era totalmente ilegal por razones claras: la distribución de material con derechos de autor, ya sea de registrados en estudio o grabaciones de conciertos. Todo fue compartido de manera gratuita, sin que le llegara un peso al cuarteto.
Finalmente, Napster cedió ante la presión y debió darle una cifra a Metallica, la cual nunca se dio a conocer pero que debe haber sido muy alta pues el servicio se declaró en quiebra y dejó de existir.
En diciembre de 2012, Ulrich y Sean Parker, uno de los co-fundadores de Napster y ex Presidente de Facebook, coincidieron en un evento de Spotify y limaron asperezas: «Nunca se trató de dinero, sino de control», afirmó el baterista en aquella oportunidad.
«Aló, ¿James Hetfield? Está todo solucionado».
Pero así como Ulrich y compañía le declararon la guerra Napster, hubo otros artistas y bandas que apoyaron al servicio o que fueron favorecidos. Por ejemplo, Kid A, el cuarto álbum de Radiohead que salió a la venta en octubre de 2000, fue filtrado meses antes en el programa de intercambio.
¿Qué ocurrió? El disco físico permitió a los británicos alcanzar por primera vez el primer lugar de ventas en Estados Unidos, pese a que no tuvo sencillos promocionales. Además, la gira tuvo un éxito inesperado pues muchos fanáticos ya conocían el sonido experimental del álbum.
La historia de Napster allanó el camino para el surgimiento de iTunes, plataforma que nació en 2001 sólo como reproductor de música pero que en 2003 adoptó también la tienda online, todo un acontecimiento pues Apple logró acuerdos con sellos para la distribución de forma legal y pagada, a veces exclusiva.
Por años, iTunes fue la forma en la que muchos artistas y bandas promocionaron su música a través de internet, hasta el surgimiento de plataformas de streaming disponibles actualmente en gran parte del mundo y que ofrecen millones de canciones tanto en versiones pagadas como gratuitas.
La demanda de Metallica a Napster no fue sólo un hecho judicial. También abrió el camino a la distribución de la música por internet y cambió para siempre a los actores de la industria musical. El negocio no volvió a ser el mismo.