Viajando a la nostalgia, Jeremy Mayer ha creado una larga lista de esculturas usando como elementos algo fuera de lo convencional: piezas de máquinas de escribir.
El artista asegura que no utiliza nada que no provenga de uno de los dispositivos más populares del siglo XX, cuyo uso fue declinando a lo largo de la centuria pasada. De hecho, en 2011 cerró la última fábrica en el mundo dedicada a crear máquinas.
Mayer, con domicilio en Oakland, desde hace más de 20 años desmonta los dispositivos y crea figuras únicas, principalmente con forma humana (aunque también ha hecho animales), sin ocupar soldadura ni pegamento.
¿De dónde saca las máquinas? «Las recibo de ventas de garaje, feria de pulgas, tiendas de segunda mano y de amigos que las ven y se acuerdan de mí», explica en su sitio web.
Acá te dejamos con algunas de sus más fantásticas obras