El viernes 3 de julio, Colombia fue escenario de un hecho histórico e inédito: en la ciudad de Pereira se realizó la primera eutanasia legal en América Latina.
Ovidio González, un hombre de 79 años que padecía un cáncer de boca que le desfiguró el rostro, fue la primera persona a la que se le practica este procedimiento en esta parte del mundo, siendo Colombia el único país latinoamericano que permite la muerte asistida, junto a Holanda, Suiza, Alemania, Bélgica, Luxemburgo y algunos estados en Estados Unidos, en el resto del mundo.
Después de un tiempo de lucha, el deseo de González se cumplió tras la autorización del Ministerio de Salud de Colombia para practicarle la eutanasia, luego de que en abril se emitiera un protocolo para la muerte asistida, que incluye entre otros puntos la conformación de comités interdisciplinarios que se encargarán de analizar cada caso y verificar que la persona recibió previamente los cuidados paliativos.
Las últimas palabras del hombre antes de morir estuvieron dirigidas a su abogada Adriana González, quien después de las reuniones con las autoridades de salud colombianas logró que autorizaran el procedimiento de muerte asistida. «Dígale a Adriana que ganamos», dijo antes de fallecer, a las 9:32 de la mañana (hora local) del viernes 3.
Ovidio junto a su abogada, Adriana González.
Julio César González afirmó que su padre sufría demasiado con los dolores y los especialistas les habían dicho unos meses antes que el cáncer, diagnosticado hace cinco años, era incurable y que la medicina sólo podía darle tratamientos paliativos.
Por ello, Ovidio escribió la petición a los médicos para que se le practicara el procedimiento: «Señores Oncólogos de Occidente S.A. Yo, José Ovidio González Correa, con 79 años de edad, en uso pleno de mis facultades mentales y de manera libre y voluntaria, manifiesto mi intención de que se me realice la eutanasia. La anterior solicitud la hago bajo la gravedad de juramento, con la convicción libre y absoluta del ejercicio de mi derecho fundamental a morir dignamente».
La Organización Mundial de la Salud define la eutanasia como la acción del médico que provoca deliberadamente la muerte del paciente. Existen dos tipos de procedimientos: la eutanasia activa, en la que se aplican fármacos que provocan efectos mortíferos; y la eutanasia pasiva, en donde se omite o se suspende algún tratamiento vital para apresurar la muerte.