Uno de los más distinguidos directores de películas de misterio es David Fincher, cuyas películas estremecen antes de empezar: incluso sus créditos de inicio suelen ser elaborados.
Fincher empezó su carrera cinematográfica dirigiendo Alien 3 (1992), la tercera pieza de la exitosa franquicia, en la que la nave de Ellen Ripley se estrella en un planeta prisión y ella trata de advertir a la comunidad de la amenaza de los aliens. Fue mal recibida por los fanáticos de las entregas previas, pero hizo relucir su estilo como director, en especial la atmósfera desolada.
Su segunda película fue Se7en (1995), escrita por Andrew Kevin Walker, con Brad Pitt y Morgan Freeman interpretando a dos detectives que buscan a un asesino en serie. Con este trabajo, Fincher entabló buenas relaciones con Walker y Pitt, y disipó cualquier duda sobre su talento que hubiera podido surgir con Alien 3.
Más tarde rechazó la oferta de dirigir 8mm (1999), y optó por dirigir la más aclamada Fight Club (1999), adaptada de la novela del mismo título y en la que volvió a trabajar con Brad Pitt. Con esta película, Fincher se consolidó como un director de culto.
Hasta la fecha suma dos nominaciones al Oscar como mejor director por el drama romántico The Curious Case of Benjamin Button (2008) y el polémico filme que retrató el nacimiento de Facebook, The Social Network (2010).
En cuanto a la televisión, actualmente se desempeña como productor ejecutivo del drama político de Netflix, House of Cards. También digirió los dos primeros capítulos de la serie, labor que lo llevó a ganar un Primetime Emmy a la mejor dirección en una serie dramática en 2013.
Otra área en la que David Fincher destaca son los videos musicales. Ha dirigido trabajos para artistas como Madonna, Nine Inch Nails, The Rolling Stones y Justin Timberlake, entre muchos otros.
Sus películas son clases para realizar thrillers e historias de misterio. Por ejemplo, los espectadores saben tanto como los protagonistas, y la información es revelada poco a poco, manteniendo la expectativa hasta el final.
Y su manera de filmar es acorde con este propósito: planos generales con movimientos fluidos y repentinos planos detalles de elementos importantes que incitan al espectador a conectar las piezas del rompecabezas que David Fincher quiere contar.