Cuando se habla de la existencia de una sociedad evolucionada no es necesario imaginarse una civilización del futuro o de otro planeta. Basta con mirar a países como Islandia, nación que concibe como una oportunidad lo que otros simplemente ven como un problema.
Y tal como en otras ocasiones -la más recordada, la del año 2008 cuando el Estado se negó a pagar la deuda en la que se habían metido los bancos, permitiendo la quiebra de estos y llevando a banqueros y políticos a los tribunales- los islandeses nuevamente alzaron la voz frente a la autoridad y ésta los escuchó.
En medio del exorbitante aumento de inmigrantes provenientes de países en conflicto bélico que han llegado a Europa, muchas veces en condiciones precarias, terribles y hasta macabras, y mientras gobernantes como la canciller Alemana Angela Merkel hace enérgicos llamados al resto de la comunidad europea para “repartirse las cargas”, Islandia da un paso adelante y deja de lado ideas como “repartir” o establecer “cuotas” para adoptar conceptos como el de acoger y apoyar a estos extranjeros.
Si bien el gobierno de este pequeño país de 329.100 habitantes indicó en una primera instancia que estaba dispuesto a recibir a 50 refugiados provenientes de Siria, ese número podría aumentar de manera sustancial gracias a la campaña realizada por la profesora islandesa Bryndis Bjorgvinsdottir, quien el domingo 30 de agosto hizo un llamado a sus compatriotas a través de Facebook para abrir las puertas de su casa y recibir a más personas.
La publicación de la islandesa comenzó con una carta abierta dirigida a la ministra de asuntos sociales y de vivienda de su país, Eygló Harðardóttir, solicitando el permiso para que más refugiados entraran al país. «Son nuestras futuras esposas, mejores amigos, la siguiente alma gemela, el baterista para la banda de nuestros hijos, el próximo colega, Miss Islandia 2022, el carpintero que finalmente terminará el baño, el cocinero de la cafetería, el bombero o el presentador de televisión», escribió.
La reacción no se hizo esperar y en 24 horas, Bjorgvinsdottir ya contaba con el apoyo de 10 mil islandeses (un 4% de la población total de la isla) quienes mostraron su entusiasmo por recibir a los sirios. Actualmente ya son unos 14 mil los ciudadanos comprometidos con la causa.
“Soy madre soltera y tengo un hijo de seis años. Puedo acoger a un niño necesitado. Soy profesora y puedo enseñarle a hablar, leer y escribir en islandés. Tenemos ropa, una cama, juguetes y todo lo que un niño necesita. Por supuesto que pagaría por el pasaje de avión”, comentó una de las ciudadanas, mientras otra recordó: “tras librarnos del ejército hay muchas casa vacías en la antigua base militar. Es evidente que es inmoral que permanezcan vacías mientras la gente se está muriendo”.
Frente a esta exitosa campaña, el primer ministro islandés, Sigmundur Davíð informó que se creará un consejo especial para discutir la situación, la que a ojos de sus ciudadanos es posible porque para ellos Islandia es un país donde “hay voluntad política para hacer más”.