El fotógrafo inglés Alan Powdrill quiso demostrar que «no todo es lo que aparenta» a través de Covered (Cubierto), proyecto artístico que muestra a distintas personas -todas ellas con su cuerpo tatuado- con y sin ropa.
Cada uno de los montajes fotográficos incluye un breve comentario de los protagonistas de las imágenes, entre los que destacan personas que partieron tatuándose tarde, pasados los 50 años, y otros que comenzaron a dibujar sobre su piel antes de ser mayores de edad.
Las fotografías, que estarán en exhibición desde el 9 al 20 de noviembre en la agencia de publicidad británica Mother London son un interesante estudio que demuestra el poder que ejerce la primera impresión en el ser humano.
Les invitamos a revisar algunas de las fotografías de Covered:
“Tenía 17 años. Escondí el tatuaje de mis padres por muchos años. Con el tiempo lo descubrieron y supieron que esta cosa iba a ser parte de mi vida”. Philip, 27 años.
“Me encanta ser diferente y todos los días me preguntaba por ellos. Los buenos tatuajes no son baratos, pero los tatuajes baratos no son buenos”. Izzy, 48 años.
“Tenía 51 años cuando comencé y mi padre había fallecido recién y mi madre no tuvo mucho que decir ya que ella estaba comenzando a padecer de demencia”. Graham, 58 años.
“Mis tatuajes de KISS son mis favoritos, el dolor fue increíble pero se sintió bien para demostrar mi fanatismo por la banda”. Kimmi, 29 años.
“Amo cada centímetro de mi piel, pero más amo mi espalda porque estuve esperando por 17 años por este tatuaje y es exactamente cómo lo quería”. Stefano, 33 años.
“Mis tatuajes son parte de lo que soy y siempre amaré cómo se ve mi cuerpo, ahora y cuando tenga 80. El amor que siento por mi aspecto es de lo que se trata todo esto”. Victoria, 37 años.
“Mi mamá no estuvo feliz con el tatuaje que me hice en la mano, así es que le dije: ‘mira mamá, no es que yo ande en la calle haciendo heroína”. Alex, 49 años.
“Me volví menos preocupado por los tatuajes a medida que me los hacía, así es que espero que esto termine cuando me muera”. Andrew, 32 años.
“Me encanta que vayan cambiando al igual que mi cuerpo. Pararé de tatuarme recién cuando no tenga ningún espacio bajo el cuello”. Ness, 48 años.
“Me encanta el hecho de ser de mediana edad, tener un trabajo profesional, estar rodeado de gente heterosexual y tener tatuado en mi pecho ’No Fucking Way”.