Paradójicamente, fue una impresora 3D la que llevó a tres estadounidenses a crear el primer lápiz que imprime en 3D en el mundo: el 3Doodler.
Maxwell Bogue, Daniel Cowen y Peter Dilworth iniciaron una campaña en Kickstarter en 2013 para reunir fondos que permitieran desarrollar el lápiz luego de que se dieran cuenta que al prototipo de juguete que habían creado con una impresora 3D le faltaban capas, y no tenían con qué cubrir esos detalles.
Según Mashable, lo que crearon en un principio funcionaba muy parecido a una pistola de pegamento: se insertan tubos de plástico con el material para imprimir 3D en la parte posterior de la pluma, ésta se calienta y se lanza a través de una boquilla en la parte delantera, lo que permite dibujar en tiempo real.
Sin embargo, a principios de 2016 presentaron un nuevo prototipo, mucho más avanzado y muy distinto al primero: es más delgado y más fácil de usar. El lápiz puede imprimir en más de 65 colores y se le puede ajustar la velocidad.
El 3Doodler no sólo podría ser la mejor herramienta para crear cosas que aparecen en la mente, sino que también de gran ayuda para personas con discapacidad visual o incluso un apoyo para los profesores en la sala de clases.
Si te interesa tener uno de estos lápices, está disponible a la venta a 99 dólares (poco más de 70 pesos chilenos) en su sitio oficial. Incluye un adaptador de corriente, herramientas para la limpieza y el ajuste de temperatura, entre otras cosas.