Siendo un niño, Clinton Eastwood Jr. (1930) recorrió los Estados Unidos con su familia durante la gran depresión, alternando oficios como leñador, albañil, limpia piscinas y, su favorito, pianista en bares.
Ejerció el servicio militar sirviendo de salvavidas e instructor de natación, al mismo tiempo que tomó cursos de teatro y postuló para actuar en series de televisión, obteniendo papeles menores en Maverick y Highway Patrol, y un rol principal en Rawhide.
Su primera aparición en una película fue en Revenge of the Creature (1955), sin siquiera aparecer en los créditos. Luego tuvo otros papeles similares en Francis in the Navy, Lady Godiva of Coventry, y en Tarantula aparece solamente al final, nada más que para matar al monstruo de la película.
A Sergio Leone le gustó su papel en Rawhide y le propuso protagonizar el western A Fistful of Dollars (1964), en donde interpretaría al Hombre Sin Nombre, el personaje que lo hizo famoso. Cansado de haber sido un chico bueno en Rawhide, Clint Eastwood representó al Hombre Sin Nombre como un anti héroe, es un personaje estoico, tramposo y algo arrogante. Por contrato, Clint Eastwood debía aportar su propio vestuario, a lo que él sumó un poncho de segunda mano que ahora es un símbolo de su personaje.
Tras aquel hito, Eastwood siguió trabajando con Sergio Leone en For a Few Dollars More (1965) y The Good, the Bad and the Ugly (1966), conformando la trilogía del dólar, los westerns más famosos que se han hecho.
Así es como empezó a actuar en películas cada vez más glamorosas, como Where Eagles Dare (1968), Two Mules for Sister Sara (1970) y Paint Your Wagon (1969), la primera película para la cual Clint Eastwood compuso la música.
Se dirigió a sí mismo por primera (pero no última) vez en Play Misty for Me (1971), un thriller acerca de un locutor de radio acosado por una aficionada. Es curioso que para su ópera prima haya elegido interpretar a un sujeto vulnerable, en vez de ser el tipo duro por el que tanto se lo conoce.
Con esa formación, Eastwood desarrolló un estilo propio pero con tintes de clásicos como John Ford, con temas frecuentes como la venganza, la justicia y personajes que no pueden (o quieren) acudir a nadie más que a sí mismos.
Habiendo dejado sus andanzas como el tipo malo de Hollywood, el ahora reflexivo y nostálgico Clint Eastwood recuerda los héroes americanos en sus películas biográficas, tales como Bird (1988), American Sniper (2014) y Sully (2016).
Parece que tras recorrer el camino del héroe por más de 50 años, ha adquirido aprecio por las personas que cargan con el peso de sus hazañas, y está tratando de hacernos pensar en lo que habrán sentido esos héroes.