Hace 30 años, un tratado internacional llevó a una disminución de compuestos químicos para evitar el desgaste grave de la capa de ozono, la zona de estratosfera que absorbe la radiación ultravioleta.
El Protocolo de Montreal, firmado en 1987, fue diseñado para proteger la capa reduciendo la producción y el consumo de numerosas sustancias responsables de su agotamiento.
Los científicos notaron por primera vez un adelgazamiento dramático de ozono en la estratosfera, a unos 10 kilómetros por encima de la Antártica, a mediados de los ’80. La ausencia de la capa aumenta las posibilidades de cáncer de piel, cataratas y perjuicio en personas, animales y plantas.
Gracias a la entrada en vigencia del Protocolo de Montreal, la situación en la Antártica ha ido mejorando poco a poco con la prohibición de los clorofluorocarbonos, una familia de gases que se emplean principalmente en la industria de la refrigeración y de propelentes de aerosoles.
Evidencia Cientifica
Ahora, los investigadores dicen que han encontrado la primera evidencia clara de que el adelgazamiento de la capa de ozono sobre la Antártida está comenzando a sanar.
Según un estudio publicado en la revista Science, en septiembre de 2015 el agujero fue de aproximadamente cuatro millones de kilómetros cuadrados más pequeño de lo que era en 2.000.
Susan Solomon, del Instituto de Tecnología de Massachusetts, dirigió el equipo internacional de investigadores. «Decidimos colectivamente, como mundo, ‘vamos a deshacernos de estas moléculas’. Nos deshicimos y ahora estamos viendo como responde el planeta», expresó en un comunicado.