El viernes 23 de diciembre debe ser una jornada especial para Martin Scorsese: ese día, el director estrena oficialmente en cines estadounidenses Silence, su nueva película en la que trabajó por cerca de 25 años.
La cinta, escrita junto a Jay Cocks (con quien colaboró en La edad de la inocencia en 1993 y Pandillas de Nueva York en 2002), está basada en la novela Silence de Shūsaku Endō, ambientada en el siglo XVII, con dos sacerdotes jesuitas que se enfrentan a una persecución violenta cuando viajan a Japón, a buscar a su mentor para difundir las enseñanzas del cristianismo.
Silence de Scorsese está protagonizada por Andrew Garfield, Adam Driver, Tadanobu Asano, Ciarán Hinds y Liam Neeson, quienes se pusieron a disposición del director en un rodaje desarrollado completamente en Taiwán, desde enero a mayo de 2015.
Silence es considerado el proyecto más apasionante de Scorsese, en el que trabajó desde 1991, después de filmar y estrenar la controvertida La última tentación de Cristo, también con temática religiosa.
25 años tuvieron que pasar para que el director finalmente estrenara este 2016 la película. Un cuarto de siglo en el que Scorsese dejó de lado este sueño y se enfocó en otras cosas, como las alabadas Casino, El Aviador, Infiltrados, La Isla Siniestra, El Lobo de Wall Street, Hugo y los documentales sobre The Rolling Stones y George Harrison.
En 2012, el cineasta fue demandado por Cecchi Gori Pictures por un presunto incumplimiento de los contratos relacionados con Silence. Según la compañía, en 1990 Scorsese firmó un acuerdo por escrito para filmar la cinta después de Kundun (1997), incluida una supuesta inversión de más de 750 mil dólares.
Sin embargo, el director siguió aplazando Silence para enfocarse en otros proyectos, aunque la compañía dijo en ese entonces que Scorsese había accedido a pagar una compensación. Finalmente, la demanda se resolvió en enero de 2014, aunque los términos del acuerdo nunca fueron revelados.
En 2013, Scorsese explicó por qué le estaba tomando tanto tiempo dirigir Silence: «A medida que envejeces, las ideas van y vienen. Preguntas, respuestas, pierdes la respuesta de nuevo y más preguntas, y esto es lo que realmente me interesa. El cine y mi familia son lo más importante, pero en última instancia, a medida que envejeces, tiene que haber más, mucho más».
Y agregó: «Me atrajo de esa manera, ha sido una obsesión, tiene que ser hecha… es una historia verdadera, fuerte y maravillosa, un thriller de alguna manera, pero se ocupa de esas preguntas».
Irwin Winkler fue contratado como productor, quien tomó la decisión de filmar en Taiwán por motivos financieros. El presupuesto de Silence fue de 50 millones de dólares, la mitad de lo que se invirtió en sus últimas películas.
«Tuvimos suerte y nos enteramos de Taipei, y allí y en Taiwán y sus alrededores encontramos grandes lugares. Los precios eran muy baratos», contó Winkler, que también reveló que el presupuesto apretado forzó a muchos del elenco y el equipo, incluyendo a él mismo, a trabajar por el salario mínimo.
En la película también participaron el traductor oficial de Endō, el profesor Van C. Gessel, como consultor, y el padre James Martin para asegurar una representación exacta de los jesuitas.
Silence llegará a los cines estadounidense el viernes 23 de diciembre. Pero la cinta ya tuvo su estreno oficial: fue el 29 de noviembre pasado en el Vaticano, con el Papa Francisco como anfitrión.
Los primeros meses de 2017 serán ajetreados para Scorsese, pues está pensado el inicio del rodaje de The Irishman, otro de sus proyectos postergados que tendrá a Robert De Niro y Al Pacino juntos en pantalla.