La tarde del 9 de enero de 2007, frente a un montón de periodistas en San Francisco, Steve Jobs reveló un dispositivo que cambió para siempre el mundo tal como lo conocíamos: el iPhone.
10 años después, el dispositivo no sólo va en su versión 7, sino que revolucionó a la industria, que debió ajustarse al entonces incipiente mundo de los smartphones o teléfonos inteligentes. Hoy, es normal hablar de aplicaciones, pantalla táctil, GPS, cámara frontal y otros términos.
Pero esa tarde de enero, todo era nuevo. Jobs, entonces CEO de Apple, comenzó la presentación con una clara referencia al trabajo que tuvo el iPhone para convertirse en una realidad. «Este es un día que he esperado por dos años y medio», comenzó el fallecido inventor.
Jobs anticipó que mostraría tres productos: un iPod con gran pantalla táctil; un teléfono móvil revolucionario; y un dispositivo de comunicación por internet avanzado. Lo que vino después fue la confirmación de que el futuro había llegado: en realidad no serían tres cosas separadas, sino que sólo un producto llamado iPhone.
El estadounidense comparó en esa ocasión los smartphones de la época, con teclados QWERTY que cubrían casi un 40% del dispositivo, que podían enviar mails y tenían una conexión a internet básica. Por ello, presentó al iPhone como un teléfono con una revolucionaria interfaz de usuario, creada luego de varios años de investigación y desarrollo, y una interacción de hardware y software.
El primer iPhone fue estrenado con una versión de 3.5 pulgadas, una memoria RAM de 128 MB, una resolución de pantalla de 480 x 320 pixeles y 160 pixeles por pulgada, y una cámara de 2 megapixeles. Si lo comparamos con el más reciente lanzamiento, iPhone 7, el avance es impresionante: 5.5 pulgadas, memoria RAM de 3GB, una resolución de 1920 x 1080 pixeles y 400 ppp, y una cámara de 12 MP, más una frontal de 7 MP.
¿Cómo nació el iPhone? Jobs pensó en un principio en una especie de tablet (que pronto se convertiría en el iPad), pero pronto se decidió en «reinventar el teléfono móvil».
Bajo el nombre secreto de «Proyecto Púrpura», Apple reunió a 1.000 empleados para trabajar en el iPhone, en donde destacaba Jonathan Ive, el diseñador del iMac y el iPod. Junto a la compañía de teléfono móvil Cingular Wireless (hoy AT&T Mobility) trabajaron durante 30 meses con un presupuesto cercano a los 150 millones de dólares.
Apple rechazó trabajar nuevamente como «diseño por comité» que ya había producido el teléfono Motorola ROKR E1, pero que fue un completo fracaso. En cambio, Cingular le dio a Jobs y compañía la libertad de desarrollar el hardware y el software del iPhone e incluso le pagó a Apple una fracción de sus ingresos mensuales de servicio, a cambio de cuatro años de ventas exclusivas en EE.UU., hasta 2011.
El 29 de junio de 2007, la compañía puso a la venta sólo en Estados Unidos el primer iPhone, disponible en dos modelos: de 4 GB (499 dólares) y de 8 GB (599 dólares). Recién en noviembre de 2007 llegó a países como Reino Unido, Francia y Alemania, y al año siguiente a Irlanda y Austria.
Fue tal el furor por tener el dispositivo que algunos estadounidenses incluso acamparon en los días previos en las afueras de las tiendas Apple de Nueva York, según reportó por ese entonces The New York Times y CNN, lo que luego se transformó en una tradición en cada lanzamiento de un nuevo iPhone.
En cinco trimestres, se despacharon 6.1 millones de unidades de la primera generación del iPhone. Eso, hasta ser descontinuado en julio de 2008 y reemplazado por el iPhone 3G.
Después de la salida del primer iPhone, comenzó la revolución.