Tras la Segunda Guerra Mundial el mundo se polarizó. Las divisiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética terminaron afectando a toda la sociedad moderna. Hollywood no estuvo ajeno a esto y una lista negra censuro a varios actores, directores y guionistas ligados al comunismo. Unos de ellos fue Dalton Trumbo, un virtuoso que no detuvo sus creaciones a pesar de tener al gobierno de su país en su contra.
Nacido en Colorado, Estados Unidos, el 9 de diciembre de 1905, desde muy joven que la escritura fue su pasión. Comenzó como reportero en su periodo universitario, siempre con la literatura como la principal aspiración. Al principio sus creaciones no veían la luz, hasta que en los años 30 decidió mudarse a Hollywood.
Ya para 1937, Dalton Trumbo tenía dos novelas publicadas e iniciaba su camino en el cine. Su estilo tomaba un contenido social y pacifista, algo atribuido a los horrores ocurridos en la Primera Guerra. Un ejemplo de ello es Johnny Got His Gun (1939), inspirada en los soldados heridos durante ese periodo bélico. En ese tiempo ya era uno de los guionistas mejor pagados de la industria.
El activismo pacifista de Trumbo
La Segunda Guerra Mundial ya estaba desencadenada. Unos años más tarde, en 1943, Trumbo concretó su simpatía con el Partido Comunista y entró a sus filas. En ese periodo publicó The Remarkable Andrew, una novela que mostraba su negativa a la participación de EE.UU. en el conflicto. En 1945 terminó la guerra y la relevancia de su país en el panorama mundial era cada vez más grande.
Trumbo escribió un artículo en el que planteaba que los rusos eran las verdaderas víctimas. Esta visión, contraria a lo que el gobierno quería, encendió las alarmas. Así fue como en 1946 el fundador de The Hollywood Reporter, William R. Wilkerson, lo incluyó en una lista negra. Su idea era dejar expuestos a todos los simpatizantes del comunismo y el Congreso tomó medidas rápidamente.
Los Diez de Hollywood eran llamados los primeros artistas que fueron acusados. Cada vez aparecían más nombres y las consecuencias eran la negativa a darles empleo. Actores, directores, músicos, guionistas y otros profesionales sufrieron de este veto político en los albores de la Guerra Fría. Trumbo tuvo que enfrentar a la justicia y no negó su desprecio al Congreso y a sus integrantes.
Los Diez de Hollywood y la lista negra
Así, en 1948, Dalton Trumbo se vio obligado a dejar el Partido Comunista y el país, mudándose a Ciudad de México. Pero lo que no dejó nunca fue la escritura. De hecho, uno de sus sellos era que no se detenía nunca, tanto así que trabajaba hasta en la tina de baño. Hizo más de 30 guiones en ese periodo y varios de ellos se convirtieron en películas. Utilizaba pseudónimos para llegar a Hollywood, con la ayuda de una red de directores y productores de la industria. Dos de esas cintas, Roman Holiday (1953) y The Brave One (1956) recibieron Premios de la Academia por mejor historia.
La figura de Trumbo tomaba un peso importante y su talento iba más allá de cualquier bloqueo. Así en 1960 se acreditó la primera película con su nombre real: Exodus. Un film dirigido por Otto Preminger, figura importante en su regreso. Ese mismo año, otro gesto importante realizó el actor Kirk Douglas, al confirmar que Trumbo también había escrito el guión de la cinta Spartacus, dirigida por Stanley Kubrick.
De esta forma la lista negra de Hollywood se debilitó y el veto a los artistas ligados al comunismo terminó. Sin duda el infatigable talento de Dalton Trumbo fue clave para terminar con la censura. Pero la Academia tardó un poco más enmendar su error y fue recién en 1975 que reconoció su premio por The Brave One. Un año más tarde, el 10 de septiembre de 1976, el guionista que se enfrentó al congreso falleció a los 70 años. Su último reconocimiento fue el Premio Oscar por Roman Holiday que llegó en 1992, 16 años después de su muerte.