El martes pasado, la empresa SpaceX realizó su segundo intento para probar los cohetes reutilizables, un vehículo espacial que tras ser lanzado al espacio puede volver a la superficie y ser nuevamente utilizado. Y así sucesivamente.
La firma estadounidense pretende abaratar los costos que implica un lanzamiento aeroespacial. En propias palabras de su fundador, Elon Musk: «Si uno puede encontrar la manera de volver a utilizar con eficacia los cohetes al igual que los aviones, el costo de acceso al espacio se reducirá».
En enero pasado se realizó el primer intentó de prueba del cohete reutilizable cuando la NASA envió la cápsula Dragón (también construida por SpaceX) a la Estación Espacial Internacional. En la órbita hubo conexión exitosa, pero en el retorno a la Tierra la nave llamada Falcon 9 se destrozó al hacer contacto con la plataforma flotante no tripulada en el Océano Atlántico, a unos 300 kilómetros de la costa de Florida.
De acuerdo a SpaceX, los cohetes reutilizables son «el avance decisivo necesario para reducir sustancialmente el costo del acceso al espacio», comparándolo con la industria de la aviación.
«Un avión comercial tiene costos como el Falcon 9, pero puede volar varias veces por día, y llevar a cabo decenas de miles de vuelos durante su vida útil», explican desde la empresa.
Las pruebas comenzaron en 2013, pero a poca distancia. De hecho, el lanzamiento más exitoso fue el que realizaron en junio del año pasado, que llegó hasta los 1000 metros de altura y volvió a aterrizar en la misma plataforma desde donde fue lanzado.
Según Musk, el intento del martes (lanzado desde Cabo Cañaveral) no tuvo el éxito esperado: «Al parece Falcon descendió bien, pero el exceso de velocidad lateral hizo que se volcara después del aterrizaje».
De todas formas, la cápsula Dragón siguió su camino hacia la EEI (se espera que llegue el viernes) con un cargamento de 1.800 kilos, que incluye alimento, materiales para experimentos y hasta una máquina para hacer café.
SpaceX, fundado por Musk en 2002, es una de las dos empresas fichadas por la NASA (la otra es Orbital Sciences) para el transporte de suministros en 12 misiones espaciales, con un contrato de 1.600 millones de dólares.
El del martes pasado se trató del sexto lanzamiento que hace la empresa para mandar abastecimiento a los seis tripulantes que conforman la Expedición 42 de la EEI.