Baltimore está viviendo días agitados debido a las protestas que se han desarrollado en la ciudad estadounidense desde el sábado pasado.
Saqueos, violencia y arrestos han marcado las manifestaciones surgidas tras la muerte de Freddie Gray, un joven negro que perdió la vida tras ser arrestado por la policía, un suceso que se suma a hechos similares durante el último año.
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Freddie Gray, un afroamericano de 25 años de Baltimore, fue arrestado el 12 de abril por porte de una navaja, de acuerdo a la versión de la policía, que afirmó que Gray y un amigo corrieron luego hacer contacto visual con los agentes.
Sin embargo, la familia de Gray, a través de su abogado William Murphy, manifestó que la policía persiguió al joven «sin ninguna prueba de haber cometido delito».
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Gray fue detenido y esposado por agentes que lo trasladaron hasta la patrulla. Bajo custodia policial, el joven sufrió una herida grave en la columna que obligó su hospitalización y posteriormente entró en un estado de coma.
Debido al incidente, la policía abrió una investigación y suspendió a seis agentes. Admitió también que en el procedimiento se cometieron dos errores: el ayudante del jefe de Policía, Kevin Davis, reveló que a Gray no le fue ofrecida asistencia médica pese a que él así lo solicitó, y que no llevaba el cinturón de seguridad abrochado en la furgoneta en la que fue transportado, lo que constituye una violación del código interno.
El viernes 1 de mayo, la fiscal Marilyn Mosby aseguró que la muerte de Gray fue un homicidio y anunció que los seis agentes enfrentarán diversos cargos: el policía que conducía la camioneta es acusado de asesinato en segundo grado, mientras que los otros oficiales son inculpados de homicidio imprudente y homicidio involuntario.
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El joven se mantuvo en estado de coma por una semana y falleció el sábado 19 de abril en el hospital Shock Trauma de Baltimore. Tras ello, su padrastro afirmó: «Se ha ido ¿Qué más hay que decir?».
En conferencia de prensa, la alcaldesa Stephanie C. Rawlings-Blake aseguró: «Entiendo la frustración de la comunidad y me tomo muy en serio mi obligación de transparencia… también tenemos que equilibrar eso con nuestra obligación de garantizar que una investigación adecuada y completa se lleve a cabo».
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La muerte de Gray provocó una oleada de protestas en la ciudad perteneciente al estado de Maryland, costa este del territorio estadounidense. Cientos de personas se reunieron en las afueras de la estación de policía, exigiendo que se aclarara la muerte del joven.
Los incidentes más graves ocurrieron el lunes 27 tras el funeral de Gray. Los manifestantes causaron saqueos y destrucción en varios puntos de Baltimore, con lo que resultaron 15 agentes de la policía heridos, seis de ellos «serios».
Esto provocó que la alcaldesa Rawlings-Blake decretara toque de queda para la ciudad y el gobernador de Maryland, Larry Hogan, declaró el estado de emergencia a petición de Baltimore y anunció la activación de la Guardia Nacional, una fuerza de reserva estadounidense constituida por voluntarios y que espera sumar 2.000 miembros en la zona.
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La muerte de Gray se suma a la de Walter Scott, un hombre negro de 50 años, que a comienzos de abril fue abatido a tiros por la espalda por un policía en Charleston, en Carolina del Sur. En esa oportunidad, la policía afirmó que Scott quiso arrebatarle la pistola eléctrica al uniformado, lo que quedó en duda tras la difusión de un video grabado por un usuario anónimo.
A su vez, en agosto de 2014, otro agente mató a Michael Brown, un joven de raza negra de 18 años en Ferguson, lo que provocó protestas en la pequeña localidad del estado de Missouri.
