En la historia de Estados Unidos sólo un presidente ha renunciado: Richard Nixon. Un hecho lleno de engaños y secretos, que finalmente tuvo a dos periodistas como protagonistas. Watergate fue el nombre que recibió este caso que reveló un plan que incluía robos y agresiones.
El 9 de agosto de 1974 terminó la investigación, cuando el mandatario anunció oficialmente su salida de la Casa Blanca. Había sido reelegido hace menos de un año y ahora debía dimitir, sin embargo, nunca asumió públicamente la culpa. De todas formas nada podía hacer con el Senado en contra y una acusación de la Cámara de Representantes.
Pero, ¿cómo Nixon llegó a este punto?, ¿qué tenía que ver con la irrupción en el Partido Demócrata?, ¿por qué un reportaje del Washington Post fue tan importante?. A continuación repasaremos la historia de Watergate, el escándalo político más grande de la historia norteamericana.
Un hecho extraño que generó dudas
Fue el 17 de junio de 1972 que todo comenzó. Un grupo de cinco hombres fue arrestado en la sede del Comité Nacional Demócrata. Su idea era robar documentos de las oficinas ubicadas en el edificio Watergate, ubicado en Washington. Lo curioso: entre los detenidos estaba James McCord, jefe de seguridad del comité para la reelección de Nixon.
Los involucrados en este incidente tenían herramientas para forzar cerraduras y equipos que permitían interceptar llamadas de la policía. Aún así, la Casa Blanca no fue implicada, de hecho tomó distancia de lo ocurrido. La credibilidad de Nixon no se dañó y fue reelegido, con un amplio margen, para comenzar un nuevo periodo en 1973.
Pocos sabían que tras lo ocurrido en Watergate, dos periodistas comenzaron a generar un nexo entre el robo y el gobierno. Bob Woodward y Carl Bernstein, del Washington Post, recibieron información anónima sobre posibles encubrimientos, algo que poco a poco tomaría fuerza.
La entrada de Nixon al Watergate
Marzo de 1973. Una carta da un vuelco en el caso que ya era conocido como Watergate. El juez John Sirica, quien lideró los juicios, publicó una misiva de James McCord. El funcionario de Nixon afirmaba que desde la Casa Blanca existían presiones para inculparlos. Lo publicado por Woodward y Bernstein tenía sentido y ahora el presidente entraba de lleno en los hechos.
De a poco, miembros del gobierno fueron detenidos por estar involucrados y uno de ellos entregó un dato clave. El abogado John Dean, informó que tenía sospechas de que Nixon grababa todas sus reuniones en la Oficina Oval. Así, el fiscal Archibald Cox pidió los registros, pero el oficialismo se negó.
El presidente, al estar en el ojo del huracán, hizo que despidieran a Cox. Una arbitraria medida que aumentó las sospechas, sobretodo después de que la Casa Blanca editara la información de las grabaciones. Finalmente, Nixon entregó el material y fue implicado directamente en el caso Watergate.
Era cierto que el presidente conspiró contra los demócratas, además de entorpecer la investigación del FBI usando a la CIA. Nixon renunció el 9 de agosto de 1974, cerrando el episodio político -descubierto- más vergonzoso de la historia norteamericana. Sin embargo, el político no asumió su responsabilidad en la cadena nacional que protagonizó ese día.