Hasta el miércoles 27, el nombre de Chuck Blazer era sólo conocido por haber sido sancionado hace algunos años por la FIFA tras recibir millonarios sobornos mientras ejercía como Secretario General de la Concacaf, la federación que supervisa el fútbol en Norte y Centro América, y el Caribe.
Ahora, Blazer es el personaje más importante en el escándalo de la FIFA que implicó la detención de siete altos funcionarios del organismo, acusados de fraude, asociación delictiva y lavado de dinero.
¿Quién es Blazer? Uno de los ex hombres fuertes de la Concacaf, de reconocida barba frondosa, fue acusado este miércoles por la Justicia estadounidense de aceptar sobornos de una empresa de marketing deportivo por los medios y los derechos de comercialización de los torneos de fútbol.
Blazer ayudó a elegir a Jack Warner, ex profesor de historia de Trinidad y Tobago, como presidente de la Concacaf en 1990. Luego, con Blazer como Secretario General, elevaron al organismo a un sitial de prestigio, aumentando sus ingresos y subiendo el perfil de los torneos norteamericanos.
En 2011, una investigación del periodista Andrew Jennings, del diario británico The Independent, revelaba que Blazer –que pertenecía al comité ejecutivo de la FIFA- había cobrado el 10% de comisión por la adjudicación de cada uno de esos contratos que involucraban el torneo de naciones de la Concacaf (la llamada Copa de Oro), varios torneos de clubes y franquicias de mercadeo, entre otros negocios.
De esa manera, afirmaba Jennings, Blazer se había embolsado 20.6 millones de dólares entre 1996 y 2011.
En 2013, el oriundo de Nueva York se declaró culpable de conspiración de crimen organizado, fraude, blanqueo de dinero, evasión de impuesto sobre la renta, y por no presentar un informe sobre sus cuentas en bancos extranjeros. También pagó una multa de 1,9 millones de dólares y acordó pagar otra cantidad indeterminada cuando sea sentenciado.
Según informa BBC, al verse acosado por las autoridades de su país y con la probabilidad de ir a la cárcel, Blazer decidió colaborar con la Justicia. Además de entregar documentos y pagar elevadas sumas de dinero a modo de fianzas, también decidió convertirse en un «infiltrado».
Ante ese panorama, se reunió con varios dirigentes del fútbol en medio de los Juegos Olímpicos de Londres y grabó las conversaciones con un micrófono oculto en uno de sus llaveros.
Chuck Blazer, el personaje que, sin saberlo, se convirtió en el más importante del escándalo más grave que se recuerde en torno a la FIFA.