El jueves 17 de julio de 2014, el mundo se conmocionó con el siniestro del Boeing 777 de Malaysia Airlines que se estrelló cerca de la frontera de Ucrania con Rusia, con casi 300 personas a bordo.
El vuelo MH17 había salido de Ámsterdam, Holanda, rumbo a Kuala Lumpur, Malasia, pero cuatro horas después cayó en las inmediaciones de Donetsk, sitio dominado por los rebeldes prorrusos.
A más de un año del hecho (que provocó la muerte de 298 personas), un informe del Consejo Holandés para la Seguridad asegura que el accidente fue causado por un misil 9M38 del sistema BUK.
«El vuelo MH17 se estrelló como resultado de una detonación de un misil fuera del aparato en la parte izquierda de la cabina de mando», explicó en una conferencia de prensa el director del Consejo, Tjibbe Joustra.
Asimismo, el holandés precisó que el misil fue un BUK, de fabricación rusa, concretamente del tipo 9N314M, disparado desde un área de 320 kilómetros en la zona este de Ucrania, controlada por rebeldes rusos.
Como consecuencia del impacto y la explosión subsiguiente, los tres miembros de la tripulación en la cabina del piloto murieron inmediatamente y el avión se rompió en el aire. Los restos del avión se distribuyeron en varios sitios dentro de un área de 50 kilómetros cuadrados.
Antes de la publicación oficial del informe final, se informó a cerca de 600 familiares de las conclusiones de la investigación, indicándoles que los ocupantes del vuelo MH17 perdieron la conciencia tras el impacto del misil.
La investigación también demostró que «había suficientes motivos para que las autoridades ucranianas cerraran, por precaución, el espacio aéreo sobre el este del país».
Rusia siempre ha negado cualquier responsabilidad en el suceso y ha culpado al ejército ucraniano, que combatía contra los rebeldes prorrusos del este de Ucrania en julio de 2014.
El consorcio ruso de defensa antiaérea Almaz-Antei, fabricante de los BUK, afirmó que el misil que derribó el MH17 fue lanzado desde una localidad controlada por las fuerzas ucranianas. Asimismo, Almaz-Antei asegura que el BUK acusado por la investigación holandesa no es parte actualmente de su armamento, pues fue fabricado por última vez en la Unión Soviética.
«Se necesita forense adicional para determinar la ubicación del lanzamiento, eso está fuera del mandato del Consejo Holandés para la Seguridad», finalizó el informe final.