Este lunes, la Organización Mundial de Salud (OMS) informó que el virus zika ha sido catalogado como «emergencia de salud pública de interés internacional» (PHEIC, de sus siglas en inglés).
Este anuncio, que llega justo cuando más de 20 países han registrado infecciones a raíz del mosquito de la especie Aedes, cuyo mayor peligro es para mujeres embarazadas debido a que la enfermedad puede causar microcefalias y daño cerebral en bebés.
Por ello, la OMS resolvió declarar al virus como emergencia pública global, una decisión que involucra repercusiones económicas, sociales y políticas. De hecho, hasta ahora sólo se ha declarado este término en tres ocasiones anteriores: en 2009, con la epidemia H1N1; en 2014, con el resurgimiento de la polio; y en 2015, con el último brote de Ébola.
Una emergencia de salud pública de interés internacional se compone de «algunos eventos graves de salud pública que pongan en peligro la salud pública internacional», según la OMS.
La organización determina esta resolución dependiendo de dos condiciones: que constituya un riesgo para la salud pública de otros Estados a través de la propagación internacional de enfermedades; y que pueda exigir una respuesta internacional coordinada.
La decisión se toma luego de que la OMS convocara a un panel de expertos en el marco del Reglamento Sanitario Internacional. Estos expertos conocieron y evaluaron el riesgo planteado por el brote de la enfermedad y luego asesoraron a la Directora General de la OMS para que tomara una decisión.
En este caso, la Dra. Margaret Chan resolvió declarar el virus zika como emergencia pública global. En un comunicado de prensa, la máxima autoridad de la organización reveló algunos de los procedimientos a seguir.
«Se necesita una respuesta internacional coordinada para mejorar la vigilancia, la detección de infecciones, malformaciones congénitas y las complicaciones neurológicas, para intensificar el control de las poblaciones de mosquitos y para acelerar el desarrollo de pruebas de diagnóstico y vacunas para proteger a las personas en riesgo, especialmente durante el embarazo», declaró.
Asimismo, Chan aseguró que «el Comité no encontró ninguna justificación de salud pública de restricciones a los viajes o al comercio para prevenir la propagación del virus Zika», lo que se contradice con lo dicho por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), que aconsejó a las mujeres embarazadas evitar ir a las regiones donde se están transmitiendo el virus.
Finalmente, como recomendación global, afirmó: «En la actualidad, las medidas de protección más importantes son el control de las poblaciones de mosquitos y la prevención de las picaduras de mosquitos en individuos en riesgo, especialmente las mujeres embarazadas».