Andrea Russett es una personalidad en las redes sociales. En Twitter, Instagram, YouTube y Snapchat suma millones de seguidores que siguen sus pasos e interactúan con la joven de Los Ángeles.
Precisamente, Russett utilizó una de estas plataformas para presentar una película de ficción ¿Cómo? A través de Snapchat, la red social más popular del momento, la estadounidense compartió momentos de la cinta de terror Sickhouse publicando videos de no más de 10 segundos y disponibles por sólo 24 horas mientras se realizaba la grabación.
La plataforma ha sido la que más ha crecido en popularidad en el último tiempo. Esta semana se supo que llegó a los 150 millones de usuarios activos en sólo cuatro años, mientras que Twitter tardó casi una década en llegar a los 140 millones.
El aumento del número de usuarios de Snapchat coincide con el lanzamiento de varias características nuevas, como el intercambio de cara, el filtro de orejas de perro, y una serie de stickers de colores que se pueden colocar en las fotos y videos.
Así, entre fines de abril y comienzos de mayo pasado, Russett publicó en su cuenta varios videos que no levantaron sospecha entre sus seguidores. En realidad, lo registrado fue hecho con un guión y no fue nada natural.
Todo era parte de Sickhouse, película que muestra a un grupo de amigos que deciden hacer un viaje hacia un bosque para explorar una misteriosa casa abandonada, en las afueras de Los Ángeles, que alguna vez fue habitada por una ex productor de Hollywood y su esposa enferma.
La cinta -que en su versión final tiene una duración de 68 minutos- fue escrita y dirigida por la cineasta Hannah Macpherson, y contó también con la actuación de Sean O’Donnell, otra celebridad del mundo digital. Fue producida por Indigenous Media y grabada en su totalidad con teléfonos iPhone, en formato vertical. Según Jake Avnet, ejecutivo de la compañía, el presupuesto fue una de una cinta independiente. «Esto no costó 100 millones de dólares», aseguró a Variety.
Por su parte, Russett dijo sobre su trabajo como actriz: «Empecé siendo yo misma y después fui entrando, poco a poco, en el papel. Fue fantástico porque la gente no se daba cuenta de lo que ocurría. Pudimos hacerlo en varios capítulos. Hubiésemos podido repetir algunas cosas, salvarlas, grabar mejores imágenes. Pero al final nos dimos cuenta de que también funcionaba de esta manera».
Sickhouse se puede ver en el servicio on demand de Vimeo a un precio de 5,99 dólares (unos cuatro mil pesos chilenos).