En 2014, Wes Anderson nos regaló su película The Grand Budapest Hotel, una obra que destaca por su particular relato y también por el trabajo visual que tiene al hotel como principal atractivo.
Eso sí, el lujoso hotel que recibe a los huéspedes no existe en la realidad. Sólo fue una obra creada por el diseñador Adam Stockhausen, que reveló a National Geographic cuáles fueron las locaciones reales que lo inspiraron para crear el set de la cinta.
Revisa en esta galería cuáles fueron esos recintos.