Ciertos acontecimientos pueden cambiar la identidad de una persona, como cuando Wes Anderson (1969) lidió con la separación de sus padres dedicándose a hacer comedias y convirtiéndose en el renombrado director que es ahora.
Anderson estudió en la Universidad de Texas en Austin, ahí conoció a su colega Owen Wilson, juntos escribieron tres películas: Bottle Rocket (1996), Rushmore (1998) y The Royal Tenenbaums (2001), esta última es la que lo lanzaría a la fama.
Sus películas posteriores -todas coescritas por él mismo-, contribuyeron a su éxito y a la consolidación de una estética única: The Life Aquatic with Steve Zissou (2004), The Darjeeling Limited (2007), Moonrise Kingdom (2012), The Grand Budapest Hotel (2014) y la animada Fantastic Mr. Fox (2009).
Otra área en la que destaca, son los comerciales, habiendo dirigido comerciales para marcas como Softbank, Ikea, Hyundai, American Express, AT&T, y recientemente H&M, entre otras.
Lo primero que destaca en sus películas es la atención al arte, tanto en el decorado y el set como en los vestuarios, casi siempre con una paleta de colores restringida con tal de que haya un color predominante durante toda la obra.
Pero lo mejor de sus creaciones son los personajes. Son imperfectos, ingenuos, a veces perdedores, y otras veces, aún cuando lo tienen todo, se sienten incompletos. Es por esas imperfecciones que podemos identificarnos con ellos. “Creo que todos a veces nos sentimos solos y atrapados. Creo que es más o menos la norma”, asegura el director.
Cabe destacar el uso que hace de la banda sonora. Tiene preferencia por los música de los ’60 y ’70, y se asegura de que no pase desapercibida, en ocasiones dominando la escena, aunque sea de manera anempática, como el alegre tema electrónico durante un tiroteo en The Life Aquatic.
Al que quiera ver buen cine norteamericano, se le recomienda darle un vistazo a las películas de Wes Anderson.