Al percatarse de que su país sufría enormemente por la contaminación del plástico, el biólogo indonesio Kevin Kumala decidió innovar y creó bolsas a base de yuca, aprovechando la gran cantidad de ese tubérculo que ahí se cultiva. El producto es igual de resistente que los tradicionales, pero tiene un impacto tremendamente menor que el plástico común.
Y es que la contaminación que provocan los productos de plástico es un problema realmente grave. En enero de 2016, un informe de la Fundación Ellen MacArthur reveló que, si seguimos contaminando el planeta al mismo ritmo, para el año 2050 podría haber más plástico que peces en el mar.
Indonesia: un país contaminado por el plástico
Después de estar 10 años estudiando fuera de su país, Kevin Kumala regresó y enfrentó una impactante realidad: las playas de Bali en las que disfrutaba cuando niño, ahora estaban llenas de plástico y residuos contaminantes, transformando su pasión de surfear y bucear en algo más bien desagradable. Y es que, según un estudio de 2015 de la Universidad de Georgia (EE.UU.), sólo en la isla de Bali se desechan 1.000 toneladas de desperdicios plásticos cada día.
Tomando en cuenta que es el turismo y el comportamiento de los visitantes el que genera estas altas cifras -ya que generalmente consumen bebidas y comidas durante su estadía-, el biólogo decidió trabajar en una solución. Así nació Avani Eco, una compañía ecológica que elaborara productos hechos con materiales como la caña de azúcar y la maicena, pero que sin duda, tiene como mayor innovación la creación de un bioplástico a base de yuca.
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La innovación de Avani Eco
En 2014, Kevin Kumala y Daniel Rosenqvist crearon la empresa Avani Eco, instalando la principal fábrica en la isla de Java, muy cerca de Bali. Comenzaron a idear alternativas para productos desechables con el fin de intentar disminuir el impacto de la contaminación que se produce en Indonesia y que se va directo al mar por el hecho de ser un archipiélago.
Indonesia produce anualmente millones de toneladas de yuca, siendo el insumo ideal para comenzar a experimentar. Kevin Kumala ideó una bolsa a base de este tubérculo que es tan resistente como las convencionales, pero que tiene una gran diferencia: se degrada en 100 días y se disuelve con el agua sin ser nocivo para los animales. Las bolsas de plástico común tardan cientos de años en desaparecer.
“Al crear un bioplástico se debe tener cuidado con el precio que costará su producción, para poder hacerlo económico”, comentó Kumala al medio Southeast Asia Globe, asegurando que si bien producir las bolsas de yuca tiene un valor de cinco centavos de dólar (casi el doble que una normal), el tema de fondo va más allá de los costos inmediatos.
Bombillas, cajas portales, frascos de sal y pimienta, vasos y porta café son algunos de los otros productos que ofrece Avani Eco en esta lucha por un medio ambiente limpio, pero intentando asegurar que realmente sean un aporte, porque, tal como dicen en su sitio oficial, muchos productos comercializados como “eco-frielndy“ pueden no ser necesariamente beneficiosos.
Una iniciativa en expansión
En este momento, las bolsas están en uso en las tiendas Dufry de Bali, pero Avani Eco está listo para expandir sus exportaciones, ya que actualmente está en conversaciones con la misma empresa para llegar a sus cerca de 2.200 tiendas para ofrecer el producto en gran parte del sudeste asiático. Pero en 2018 pretenden dar el gran paso para expandirse de manera global.