Tim Burton es de los autores que manifiestan su pasión desde muy jóvenes. En los años 60, era un niño tímido de Burbank, la capital mundial de los medios, donde están las oficinas de Disney y Warner Bros. a pocos kilómetros de Hollywood, donde el invierno es leve y hay sol la mayor parte del año.
Este niño realizaba películas cortas de animación cuadro a cuadro hechas con sus propios dibujos, lo inspiraban artistas como Dr. Seuss y Roald Dahl. Al ver esas películas, se nota que estas películas están hechas por un primerizo, pero demuestran que a esa edad, Tim Burton ya tenía un estilo propio, él se guiaba por la estética y su inocente humor negro, como si en vez de querer perturbar, simplemente ignoraba el peligro de los monstruos y científicos malvados que protagonizaban sus cortos.
Al graduarse del colegio, se dedicó a estudiar animación, y de ahí trabajó como animador para Disney en El Zorro y el Sabueso (1981), Tron (1982) y El Caldero mágico (1985). Durante este periodo, Burton siguió realizando cortometrajes, pues esos eran los trabajos en los que tenía libertad creativa. Entre estos se incluyen Hansel y Gretel (1982) y Frankenweenie (1984), del cual luego haría un remake en el año 2012.
El monstruo de Frankenstein fue otra de sus inspiraciones. “No sé por qué, pero siempre me identifique con personajes como Frankenstein (…) vivimos cerca de un cementerio, y me gustaba ir allá y pensar en el hombre temible que cavaba tumbas».
Pero según sus jefes, al hacer Frankenweenie, Burton había gastado recursos de la empresa en una película que no consideraban apropiada para niños, por lo que fue despedido de Disney.
En 1985 llega su debut como director con La Gran aventura de Pee-Wee, adaptación del show de Pee-Wee Herman y distribuida por Warner Bros. Fue bien recibida por el público y hoy en día es una película de culto.
Al año siguiente entra al mundo de la televisión dirigiendo un capítulo de la serie de antología Alfred Hitchcock Presenta, y meses después otro capítulo para Faerie Tale Theatre.
Interesados en su talento, Warner Bros. le envía varios guiones, de entre los cuales elije Beetlejuice (1988), acerca de una pareja de fantasmas que penan una casa, y emplean a un “bioexorcista”, un fantasma encargado de ahuyentar a los vivos, interpretado por el comediante Michael Keaton. Es el primer largometraje en revelar el estilo Tim Burton, y sirvió como carta de presentación para gran parte de la audiencia.
Luego Warner Bros. le encarga dirigir Batman (1989), para la cual vuelve a trabajar con Michael Keaton, esta vez interpretando al mejor detective del mundo. Batman puede parecer suave para los estándares de hoy, pero en esa década tuvo un tono más siniestro del acostumbrado y se convirtió en la pieza que definió las características a seguir por prácticamente todas las películas de superhéroes hasta la fecha.
Esa es la historia de cómo Tim Burton escaló a la posición de poder vivir haciendo lo que le gustaba desde niño: películas basadas en los autores que una vez disfrutó, como Sombras tenebrosas (2012), Big Eyes (2014), Miss Peregrine’s Home for Peculiar Children (2016), y ha regresado con Disney para dirigir Dumbo.