En mayo de 2006, Davis Guggenheim estrenó un documental que puso el problema del calentamiento global en una posición masiva que incluso llevó al hombre detrás de este planteamiento a recibir el Premio Nobel de la Paz un año después.
Al Gore y el documental An Inconvenient Truth (Una verdad incómoda en español) pusieron frases sobre la mesa como «la acumulación de dióxido de carbono», «las emisiones de las grandes industrias», «emergencia planetaria», «aumento de la temperatura» y muchas más.
El político y ambientalista se interesó en el tema en su época universitaria, cuando se comenzaba a medir el dióxido de carbono en la atmósfera. Posteriormente, mientras ejercía el cargo de Vicepresidente de Estados Unidos (entre 1993 y 2001), impulsó la aplicación de un impuesto sobre el carbono para fomentar la eficiencia energética y diversificar las opciones de combustible.
Además, ayudó a negociar el Protocolo de Kyoto de 1997, un tratado internacional diseñado para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que entró en vigor en 2005.
En paralelo a su cargo y también luego de perder la elección presidencial frente George W. Bush en 2000, Gore se dedicó a realizar charlas sobre el calentamiento global. En una de ellas, en mayo de 2004, estaba presente la productora Laurie David.
La exposición de Gore fue de 10 minutos, tiempo suficiente para que David quedara impresionada. «Nunca lo había visto antes, y quedé anonadada… La presentación era la explicación más potente y clara del calentamiento global que jamás había visto. Y se convirtió en mi misión conseguir que a quienes conocía lo vieran también», expresó en 2007.
Tras ello, la productora junto a su equipo trataron de convencer al ex Vicepresidente para llevar su exposición a la pantalla grande. En un principio costó, pero finalmente aprobó la película, bajo la dirección de Guggenheim.
Una verdad incómoda fue estrenada oficialmente el 24 de mayo de 2006 en simultáneo en Nueva York y Los Ángeles. Luego de ello, vinieron exhibiciones en festivales como Sundance y Cannes, y posteriormente su llegada a los cines, con una recaudación a nivel mundial de más de 50 millones de dólares, según Box Office Mojo.
Junto con ello, la obra audiovisual se llevó dos Oscar en 2007 (Mejor Documental Largo y Mejor Canción Original) y, en octubre de ese mismo año Gore recibió el Premio Nobel de la Paz por «su gran compromiso, reflejado en su actividad política, sus ponencias, sus películas y sus libros (que) han reforzado la lucha contra el cambio climático. Es probablemente la persona que a título individual ha hecho más para crear una conciencia mundial sobre las medidas que deben adoptarse», según afirmó en ese entonces el Comité a cargo.
10 años después, Gore recuerda la película y lo que provocó. «No pensé que una presentación de diapositivas se podría traducir en una película… Tuvieron que convencerme de que era una buena idea, y estoy muy contento de que encontraron formas de revelarme en el fondo mi ignorancia sobre la cinematografía. Es un mensaje que tiene que ser escuchado», dijo recientemente en entrevista con Wired.
¿Y si fuese Presidente, qué haría con el problema climático? «Pondría un precio al carbono y habría adoptado una serie de medidas. Desde luego, no habría invadido Irak. Hay una larga lista de cosas que me gusta pensar que habría hecho diferente, pero que no tiene sentido, en mi opinión, ir por ese camino porque es sólo fantasía. Es mucho mejor y más productivo, y sin duda más saludable, centrarse en el futuro», respondió.
Una década después del estreno de Una verdad incómoda, cabe la pregunta: ¿Qué habría pasado si hubiese derrotado a Bush en 2000?