Buscando a Dory llegó a los cines 13 años después del estreno de la primera cinta, en la cual el que se pierde es Nemo. Un largo periodo de tiempo en el que la innovación en la animación digital avanzó al punto de concretar uno de los grandes sueños de Pixar.
En la secuela de la cinta ambientada en el mar, uno de los personajes más llamativos es el pulpo Hank, quien se encuentra con Dory cuando ésta busca a sus padres y el molusco le ayuda en su aventura.
De acuerdo al director de arte de los personajes, Jason Deamer, Hank está inspirado en Thaumoctopus mimicus, conocido como el pulpo imitador, «que es capaz de cambiar el color y la textura de su piel hasta casi desaparecer. También son conocidos por imitar la forma y el movimiento de otros peces. Ahí es donde me puse a pensar en Hank como un super héroe renuente y exagerar el talento para cambiar el color y cambiar de forma», declaró.
John Halstead, director técnico supervisor de la película, afirmó que los avances tecnológicos permitieron darle más color, textura y personalidad a los personajes animados. «Las computadoras se han vuelto mucho más rápidas. Nuestros algoritmos son más inteligentes y el proceso de producción ha cambiado drásticamente», afirmó a CNET.
Pero la creación de Hank tomó un largo tiempo debido a la complejidad que se aprecia en la pantalla, cambiando de forma y de colores. El equipo a cargo estudió imágenes de pulpos en la naturaleza y visitó lugares como el acuario de la bahía de Monterey para ver especies de Thaumoctopus mimicus.
«Una de las cosas más difíciles que tuvimos que hacer fue deconstruir cómo funciona esto y luego tratar de imitar esto en la plataforma que había construido Jeremy Talbot (supervisor de personajes)», dijo Mike Stocker, uno de los hombres encargados de Hank.
Según el mismo Stocker, la escena del encuentro entre Hank y Dory que ocurre al principio de la cinta «tomó seis meses para hacerla».
Aunque Talbot trató de crear una plataforma que hiciera el trabajo de animación más fácil, Stocker dijo que «fue algo así como un Ferrari que no sabían conducir». Por ello, les tomó un año sólo para encontrar la manera de que Hank pudiera caminar. Pero valió la pena, pues desde ahí pudieron obtener un control sobre los movimientos de cada tentáculo, el peso de cada uno, la textura y la flotabilidad.
El director de Buscando a Dory, Andrew Stanton, afirmó a New York Post que «el tiempo dedicado a hacer el trabajo de Hank fue equivalente a hacer otra película por completo».
El resultado final ha sido exitoso en la taquilla: en dos semanas en la cartelera, Buscando a Dory recaudó 408 millones de dólares a nivel mundial, el doble del presupuesto que tenía Pixar cuando se inició la producción en 2012.