Un Genio. Aaron Swartz fue un revolucionario moderno que lleno de inocencia y buenas intenciones, terminó cayendo en el juego de los poderosos, quienes escondieron sus oscuras planificaciones en una abrumadora y dudosa acusación contra el joven informático.
Nacido en Illinois el 8 de noviembre de 1986, desde muy pequeño demostró que no era como el resto, desarrollando su inigualable intelecto al mismo tiempo que el internet daba sus primeros pasos como una plataforma global y social.
El final de Aaron fue el peor, tras ser acusado por sus presuntos delitos informáticos, que incluían fraude electrónico y once violaciones de la Ley de fraude y abuso informático, se le cargaron penas más elevadas que las de cualquier criminal. Ahora repasaremos en detalles la historia del que para muchos es un héroe de la era contemporánea.
De la curiosidad al progreso
Cuando era sólo un niño estaba rodeado de computadoras, ya que su padre, Robert Swartz, fundó en 1977 una pequeña empresa de software llamada Mark Williams Company, por lo que las habilidades intelectuales de Aaron se centraron principalmente en las aparatosas máquinas que en esos años funcionaban de una forma poco amigable para los usuarios.
Aprendió a leer a los tres años y junto a sus hermanos comenzaron a programar a temprana edad. El menor de ellos, Ben, recuerda que “Aaron consideraba la programación como algo mágico para lograr cosas que las personas corrientes no podían”, afirmando que su ingenio era tremendo.
Su curiosidad se transformó en ganas de mejorar el internet. A los 13 creó una página web llamada “theinfo.org”, con la idea de que toda la información se almacenara en una sola plataforma. Esta idea ganó el premio ArsDigita, una distinción que a comienzos de los 2000 reconocía a los jóvenes que crearan sitios útiles, educativos y colaborativos.
Así, se hizo un nombre dentro de la programación, uniéndose a diversas comunidades de desarrollo online. Comenzó luego a participar en la creación de una nueva herramienta para internet: RSS, el principal formato, en lectura digital, para distribuir contenido en la web.
“Había una lista de contactos de quienes trabajaban en el proyecto y un día decidieron reunirse, Aaron les dijo: ‘no creo que mi madre me deje, tengo 14 años’. Primero no lo creímos, y nuestra segunda reacción fue ‘tenemos que conocerlo’”, relata Cory Doctorow, amigo de Swartz, en el documental The Internet’s Own Boy: The Story of Aaron Swartz (2014) del realizador británico Brian Knappenberger.
El salto a las grandes ligas
Dejó la escuela en décimo grado (segundo medio) y se inscribió en cursos de una universidad de Chicago, así comenzó a moverse por clases avanzadas, hasta que entró en la Universidad de Stanford, donde estuvo sólo un año, ya que consiguió trabajo como desarrollador de una startup llamada Infogami.
Siempre se destacó por su forma de hacer las cosas y, después de un tiempo en ese empleo, conoció a los fundadores de una naciente empresa, quienes lo invitaron a ser parte de los primeros avances, era nada más que Reddit. Tras un par de años como independientes, Wired compró la compañía y Aaron se mudó a San Francisco para comenzar su labor en el edificio central.
No pudo adaptarse. El hecho de estar en una oficina no era para él, así que en 2007 decidió reunirse una vez más con el cofundador de Infogami para comenzar desde cero una nueva firma llamada Jottit, buscando crear un novedoso sistema de gestión de contenido.
El camino del activismo
Su instinto antisistémico lo llevó a crear el sitio Watchdog.net, una página en donde trataba de visualizar información sobre políticos, escribiendo un texto titulado “Guerilla Open Access Manifesto”, donde revivía las ideas que tuvo cuando niño en “theinfo.org”.
De ahí en más, creó una plataforma para que los periodistas se comunicaran de manera segura; ayudó a lanzar el Comité de Campaña de Cambio Progresivo, para apoyar reformas gubernamentales; cofundó Demand Progress, un grupo de defensa política, y fue de los primeros que luchó en contra de la ley Stop Online Piracy (SOPA).
“Al crecer fui comprendiendo que todo aquello que me rodeaba y que siempre me habían explicado, como el ‘funcionamiento natural de las cosas’, no era natural en absoluto. Algunas cosas se podían cambiar y lo que es más importante; las que estaban mal había que cambiarlas”, afirmaba Aaron en 2010.
Un enemigo del Estado
Era una carrera como activista ascendente, tenía seguidores y era requerido frecuentemente por los medios, hasta que en 2011 fue detenido. La policía del MIT y un agente del Servicio Secreto de los EE. UU presentaron cargos en su contra por cometer el grave delito de fraude electrónico e informático, obtención ilegal de información de una computadora protegida y daños irreflexivos en una computadora privada.
Después de un año siendo acusado, los fiscales federales presentaron una acusación formal adicional, añadiendo nueve cargos por delitos mayores, lo que aumentó la posible pena de Aaron a 50 años de prisión y 1 millón de dólares en multas, sanción sin precedentes, que sirvió de chivo expiatorio para el gobierno y su lucha contra los hackers.
¿La razón?… Según las autoridades federales, Aaron robó miles de revistas académicas a través de la red informática del MIT, entre finales de 2010 y comienzos de 2011, lo que para ellos resultaba algo terrible. Los medios y los activistas se veían sorprendidos del trato criminal a un joven que buscaba la masificación del conocimiento.
Finalmente, el 11 de enero de 2013, Aaron Swartz no pudo más con la presión del Estado norteamericano y se quitó la vida en su habitación de Nueva York. Tenía 26 años y los últimos 3 habían sido un infierno. Triste término para uno de los grandes genios de nuestros tiempos, que no logró alcanzar sus objetivos en vida.