En Xochimilco, en las afueras de Ciudad de México, vive uno de los animales más especiales de la tierra: el axolotl, o ajolote, que además de sus impresionantes características fisiológicas, se ha hecho conocido por su aspecto y por estar, aparentemente, siempre sonriendo.
El ajolote es un anfibio endémico de México, que tiene sus raíces en una antigua leyenda azteca. Xolotl era un dios, el hermano mellizo de Quetzalcoatl. Rodeados alrededor del fuego, se sacrificaban para dar vida a nuevos elementos, como el sol o la luna. Pero cuando fue el turno de Xolotl, él se negó a hacerlo y escapó.
En su huida tomó diferentes formas para no ser encontrado, hasta que llegó al lago Xochimilco y se transformó en un axolotl. Su hermano le perdonó la vida, pero lo condenó a vivir para siempre en la oscuridad como un «monstruo» de agua.
Además de ser un dios, el ajolote es uno de los pocos animales en el mundo que puede regenerar partes de su cuerpo, pero no solo las extremidades: el ajolote puede regenerar incluso su cerebro.
Los ajolotes son «eternamente jóvenes». A diferencia de la mayoría de los anfibios, conservan sus características de larva – como sus branquias exteriores y aletas – durante toda su vida, incluso habiendo alcanzado su edad adulta. Este fenómeno se conoce como neotenia.
Lo que más llama la atención de los científicos es que los ajolotes son mil veces más resistentes al cáncer que cualquier otro animal. Si los científicos siguen investigando sus células, en un futuro el ajolote podría incluso ayudar a curar el cáncer en los humanos.
Al rescate del ajolote
El hábitat del ajolote se ha visto amenazado por la contaminación, la desviación de las aguas y las especies invasoras. Actualmente, el ajolote está en peligro de extinción.
La Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, lleva años realizando estudios y trabajando por la restauración ecológica a través de su Instituto de Biología. Gracias a ellos se ha logrado habilitar verdaderos refugios lacustres, que aseguran un área exclusiva de recuperación de especies nativas y una mejor calidad de su hábitat.
En un esfuerzo por concientizar a la población y evitar la desaparición de este animal incluso se han aliado con grandes empresas para recaudar fondos, como Rebook, que diseñó una zapatilla inspirada en el ajolote.
Un anfibio popular
La leyenda de Xolotl, su particular aspecto y capacidad de regeneración, y los esfuerzos por evitar su extinción han hecho del ajolote un animal muy popular. Tanto así, que incluso tiene su propio Pokémon: Mudkip, de tipo agua, que pertenece a la tercera generación. En su cabeza tiene una cresta como la que el ajolote tiene en su lomo, «pelos» que imitan sus branquias y una expresión en su cara que recuerda la del anfibio.
El ajolote es también parte de la literatura. El escritor argentino Julio Cortázar escribió un cuento llamado “Axolotl”, que forma parte de su libro de relatos Final del Juego, publicado en 1956.
«Hubo un tiempo en que yo pensaba mucho en los axolotl. Iba a verlos al acuario del Jardín des Plantes y me quedaba horas mirándolos, observando su inmovilidad, sus oscuros movimientos. Ahora soy un axolotl.»