Por décadas, la medicina ha tenido en las píldoras una gran solución para tratamientos a corto y largo plazo, en muchas ocasiones con un gran costo. Sin embargo, la salud está a punto de dar un gran paso.
Esta semana la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos aprobó el desarrollo de la primera píldora impresa en 3D, un nuevo medicamento para controlar las convulsiones provocadas por la epilepsia llamado Spritam, compuesto por levetiracetam.
Esta noticia, además de demostrar que la tecnología tiene mucho que ofrecer aún, alimenta las esperanzas de abaratar los costos de los medicamentos y de ser cada vez más personalizados de acuerdo al tratamiento requerido, algo que ya se ha visto en otros campos con la creación de prótesis ortopédicas gracias a la impresión 3D.
Spritam utiliza una tecnología llamada ZipDose, que imprime una píldora más porosa y que se disuelve de manera rápida en contacto con el agua (en 4 segundos), lo que permite ingerir dosis altas más fácil que una tableta convencional.
Ya habíamos hablado hace un tiempo sobre las posibilidades que entrega la impresión 3D. Y en este caso de la píldora permite capas para ser envasadas con más fuerza en dosis precisas, es decir, podrían ser solicitadas a la medida de acuerdo a las necesidades específicas de los pacientes.
Como recuerda The Guardian, no es la primera vez que se habla de píldoras impresas en 3D. Según el medio británico, investigadores de la University College London han probado con la impresión en diversas formas, como pirámides. Dentro de los avances, han encontrado que la velocidad de liberación del fármaco no depende del área de la superficie, sino en la relación área-volumen.
Con esta nueva tecnología, está cada vez más cerca el momento en que el doctor ya no escribirá la receta para comprar en la farmacia, sino que para «descargar» la dosis necesaria e imprimirla en la casa.