Una nuevo avance científico sobre el tratamiento del cáncer ha sido publicado por dos investigadores que trabajan en Inglaterra, en el que demuestran que inhibir una proteína que se alimenta de glucosa podría impedir la propagación de células cancerígenas.
Los científicos Concetta Bubici y Salvatore Papa publicaron los resultados de una serie de experimentos sobre la relación entre la glucosa y las células cancerígenas.
En el texto, ambos investigadores explicaron que las células de nuestro cuerpo están programadas para morir, aunque a medida que crecen acumulan moléculas tóxicas que las enferman. Esta «muerte programada» es una parte natural y esencial, pero puede ocurrir que las células dañadas que se supone que morirían siguen creciendo y dividiéndose, eventualmente convirtiéndose en tumores.
Ante ello, Bubici y Papa explicaron que con el fin de evitar su muerte celular programada, las células cancerosas reorganizan su metabolismo para que puedan «engañar» a la muerte y proliferar indefinidamente. Aseguran que las células de cáncer aumentan su consumo de glucosa para alimentar su rápido crecimiento y evitar la muerte programada.
Eso sí, no hay nada que demuestre la relación entre el consumo de azúcar y desarrollar cáncer. Lo que sí argumentaron los científicos en su estudio es que lo que instruye a las células cancerosas a consumir más glucosa y evadir su muerte es una proteína que se produce en exceso en casi todos los cánceres pero no en células normales.
Bubici y Papa demostraron que las células cancerosas estimulan la sobreproducción de la proteína conocida como PARP14, lo que les permite utilizar la glucosa para su crecimiento y anular el proceso natural de su muerte.
Compararon los tejidos de cáncer (a través de biopsias) de las personas que sobrevivieron al cáncer y de quienes muerieron, y encontraron que los niveles de PARP14 fueron significativamente mayores en los pacientes fallecidos. Según los investigadores, esto significa que los niveles de la proteína en tejidos cancerígenos también podrían predecir la agresividad del cáncer y cuáles son las posibilidades de supervivencia de un paciente.
Los resultados de la investigación permitirían establecer avances importantes para el tratamiento del cáncer con fármacos que bloquearían la proteína PARP14, de manera segura y confiable.